El Gobierno británico, a través de nuevo ministro de Economía, Jeremy Hunt, completó su giro económico, tumbando su propio proyecto de reforma fiscal, con el objetivo de reducir el endeudamiento público, y detener el desplome de la libra.
Hunt, quien asumió el cargo el pasado viernes, anunció que la reducción planeada para abril, en el tramo básico del impuesto sobre la renta (del 20% al 19%), ya no se ejecutará.
Además detalló que las ayudas implementadas este mes para reducir el precio de la factura energética para empresas y hogares, expirarán también al inicio del nuevo ejercicio fiscal, en abril, y no en dos años, como se había anunciado previamente.
Pese a la rectificación la primera ministra Liz Truss sigue en el ojo del huracán y varios de sus compañeros han pedido públicamente que dimita.
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De hecho, la premier conservadora se vio forzada a destituir a su amigo, Kwasi Kwarteng, después de que su plan fiscal, presentado el pasado 23 de septiembre, sembrara el caos en los mercados financieros, al no ofrecer detalles sobre cómo la bajada de impuestos afectaría al volumen de deuda.
Ahora, Truss espera recuperar algo de la confianza perdida con el nombramiento de Hunt, quien viene curtido en tareas de Gobierno. Hay incluso quien ve a Hunt como un "primer ministro 'de facto", como ha apuntado el diputado Kay Burley.
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Es de recordar que Truss tomó posesión apenas el 05 de septiembre pasado, en lo que se preveía como un punto y aparte de la crisis del conservadurismo británico, tras unos últimos meses convulsos bajo la batuta del anterior primer ministro, Boris Johnson.
Sin embargo, la semana pasada, fuentes citadas por The Times, hablaban incluso de movimientos internos para sustituir a Truss cuanto antes, por una dupla de líderes formada por Rishi Sunak, segundo candidato más votado en las últimas primarias del Partido Conservador, y Penny Mordaunt.