Mujer iraní: luchas diarias y pequeñas victorias

Las mujeres iraníes luchan diariamente por sus derechos (Foto: LaMoscaNews)

En Irán, el uso del cuerpo de las mujeres y del pañuelo musulmán esconde una larga historia, pero la más decisiva sucedió poco después de la revolución de 1979, momento en el que se determinó la obligatoriedad del hiyab en todos los espacios públicos.

Ahora, 43 años después, la creciente presencia de las mujeres iraníes en todos los aspectos de la vida social resulta cada día más relevante.

Se aplican en el Irán de hoy, normativas y prohibiciones que van dirigidas sólo a una parte de la población, a la que se le exige vestir o no vestir de una forma específica y cuya ‘razón’ se esconde tras una misma percepción de los cuerpos de las mujeres, sobre los que parece correcto decidir y forzar cualquier sistema de coerción y violencia.

La vestimenta no es el único derecho violentado. Para casarse, trabajar, viajar, abrir una cuenta bancaria o heredar algún bien, las mujeres están sometidas a leyes irrespetuosas las cuales hacen que dependan de la voluntad del jefe de familia.

Además, el trabajo de estas mujeres es infravalorado en el país: sólo entre el 20% y el 30% de las mujeres mantienen un trabajo fijo. Esto conlleva a que la demanda femenina para un empleo aumente exponencialmente, mientras que sólo el 60% de las mujeres logra entrar a la universidad, convirtiendo este derecho en una competencia.

Sin embargo, son ahora ellas quienes desean vivir sin restricciones y prohibiciones legales, por lo que luchan día a día por su independencia y reivindicación, tratan de derribar cada día algunas de las barreras que aún les impiden avanzar frente al gran sistema islámico.

Irán en el pasado

Antes de la revolución islámica de 1979 en Irán, las mujeres podían vivir libres y sus derechos eran respetados, no existía el código estricto de vestimenta que ahora obliga a las mujeres -por ley- a llevar el hiyab y una ropa ‘’islámica’’.

Antes de la revolución, las mujeres no tenían segregación de género. Sin embargo, tras la revolución, las escuelas fueron poco a poco siendo disgregando y los hombres y mujeres que no tenían algún parentesco eran arrestados si los encontraban socializando entre ellos.

En 1979 se produjo lo que se conoce como Revolución Islámica, una serie de movilizaciones en Irán que condujeron al derrocamiento de la Dinastía Pahalaví bajo el Sha Mohammad Reza Pahleví.

Inició entonces el gobierno del Ayatolá Ruhollah Jomeini, el cual prometió aires de esperanza para el país iraní, que acumulaba sueños de libertad e independencia. Sin embargo, un cambio tan inesperado y contundente no es del todo pacífico. No pasaron muchos días para que comenzaran los primeros azotes, ahorcamientos, encarcelamientos y amputaciones públicas, por lo que miles de iraníes huyeron para salvar sus vidas.

A los años se decretó una República Islámica, una teocracia inspirada en la ideología de Jomeini, cuyas reglas limitaron la vida de todos pero principalmente las de las mujeres al entrar en vigencia reglas obligatorias que debían cumplirse bajo la mirada de la llamada ‘Policía Moral’.

Incesables protestas

Fue el martes 13 de noviembre cuando a las afueras de la estación de metro de Teherán, la joven iraní, Mahsa Amini, fue detenida por la policía religiosa islámica iraní, oficialmente llamada ‘Gasht-e Ershad’ o ‘Policía de la Moral’, quien se encarga de hacer cumplir los códigos de vestimenta islámicos. La Policía Moral acusó a Mahsa de incumplir las leyes que obligan a las mujeres a cubrirse el pelo con un hiyab y, además, los brazos y las piernas con ropa holgada: la acusaron de tener mal puesto su hiyab.

Tres días después, los padres de Mahsa lloraban la pérdida inesperada de su hija, quien presuntamente fue golpeada durante su custodia policial, una acusación que las autoridades han negado a toda costa pero que las situaciones ( y la tecnología implacable que tenemos en todo el planeta) han logrado darle una vuelta a la historia. El rechazo por parte del organismo hacia el padre de la joven de 22 años, Amjad Amini, para ver el informe de la autopsia de su hija develó que algo anduvo mal.

Las autoridades iraníes aseguraron que Amini no fue violentada, sino que sufrió un ‘’fallo cardíaco repentino’’ luego de ser detenida, algo que el padre de la víctima niega porque su hija no padecía de problemas de salud. Además, su hermano de 17 años, Kiarash, quien estaba con ella cuando fue detenida, declaró que su hermana fue golpeada en el momento de su detención.

Su muerte fue el detonante de una serie de protestas en las que cientos de mujeres iraníes se quitaron sus hiyabs en plena calle -algo prohibido en Irán- mientras afirmaban que, si no actuaban rápidamente, ellas también podrían ser víctimas.

No sólo las mujeres protagonizan estas manifestaciones. Los hombres también tomaron control de las calles y apoyaron a las mujeres a luchar por los derechos de los que están siendo privadas desde hace décadas. Esta decisión de parte de algunos hombres muestra que la sociedad se ha desplazado hacia demandas más progresistas.

Bajo el lema de ‘’Mujer, vida, libertad’’, los manifestantes hicieron un llamado a la igualdad y un posicionamiento contra el fundamentalismo religioso. Se trata de un movimiento liderado por mujeres pero que ha logrado agrupar a otros sectores y corrientes.

Y lo más importante de las manifestaciones que no tienen vuelta atrás, es la simbólica quema del hiyab que ha destruido la imagen de un ‘’régimen inquebrantable’’.

Hosein Ghazian, sociólogo iraní, señaló que las redes sociales son un factor determinante para las protestas, "esta generación está más actualizada y consciente del mundo en el que vive", dijo. "Se han dado cuenta de que la vida se puede vivir de manera diferente" por lo que estas jóvenes están dispuestas a arriesgar lo que sea para vivir una vida sin normas injustas.

Manifestantes a la cárcel

A raiz de estas manifestaciones, más de 15.000 personas han sido arrestadas y calificadas de ‘’alborotadores’’, entre ellas activistas, abogados y periodistas.

Sin embargo, ser detenido no es la única consecuencia de protestar en el país iraní, ya que más de 340 personas, entre ellos 43 menores de edad, han perdido la vida en estas manifestaciones organizadas.

A su vez, decenas de personas han sido condenadas a muerte por su participación en las manifestaciones, algunas de ellas ya fueron ejecutadas públicamente mientras que unos 15.000 ciudadanos de ambos sexos han sido detenidos y acusados de múltiples delitos por asistir a las movilizaciones. Al menos 20 manifestantes afrontan graves cargos que podrían acarrear la pena capital en Irán, la cual suele ejecutarse mediante ahorcamiento, una escalofriante decisión que enardece a ciudadanos de todo el mundo.

Las razones por las cuales estas personas fueron detenidas son distintas, pero los supuestos crímenes son los mismos: ‘’perturbar el orden público, corrupción en la tierra, coordinación para cometer crímenes contra la seguridad nacional y declararle la guerra a Dios’’.

La Tercera Comisión de la Asamblea General de la ONU aprobó por 79 votos a favor, 28 en contra y 68 abstenciones, una resolución crítica con Irán por las últimas manifestaciones y la alta represión para acabar con ellas.

Por su parte, la Oficina de Derechos Humanos de la ONU, exige a las autoridades iraníes que liberen inmediatamente a los miles de manifestantes pacíficos detenidos y que de esta misma forma retiren los cargos en su contra.

Lucha de las mujeres

43 años después de la Revolución Islámica, la mujer iraní continúa luchando en un país en el que la legislación les brinda menos derechos que a los hombres. Sin embargo, es una tarea que han sabido llevar a sus espaldas.

En Irán, la mujer desempeña un rol importante en el país, abriéndose lugar en todos los sectores, accediendo al rango de ayatolá -el grado más alto en el clero chiita-, siendo arquitectas, jefas de empresa, ministras, diputadas y embajadoras. No ha sido sencillo, pero deben luchar para hacer valer sus derechos en un país en el que sufren discriminaciones de todos los niveles.

A su vez, ciertas restricciones impuestas durante los primeros años de la República Islámica desaparecieron, tales como: el maquillaje, el esmalte de uñas, los velos y gabardinas de colores, que volvieron a ser parte de la vida de las mujeres.

La lucha de las mujeres iraníes por sus derechos parece ser uno de los desafíos más serios al que se ha enfrentado el Gobierno del país en las últimas décadas. Y el propósito del hishab, que ahora va cargado de dolor y sangre, es un símbolo que representa la lucha interna de todo un país que vulnera los derechos humanos.

Ahora, todas las generaciones de Irán están observando y esperando.

Redacción
Redacciónhttp://lamoscanews.com
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