Gwen Merz, una mujer estadounidense, ha compartido su experiencia de arrepentimiento tras dedicar varios años de su vida a un riguroso plan de ahorro que la llevó a acumular 200.000 dólares.
Merz, desde una edad temprana, se propuso el objetivo de retirarse joven, y renunció a una carrera profesional tradicional para enfocarse en la acumulación de recursos financieros.
Su estrategia implicaba un ahorro extremo, reduciendo al mínimo sus gastos sociales y de ocio. Durante años, se privó de eventos sociales, conciertos y salidas con amigos, y optó por una vida austera y centrada en su meta monetaria.
Sin embargo, con el paso del tiempo, Gwen comenzó a sentir las consecuencias de su elección. Se dio cuenta de que su estilo de vida frugal afectaba sus relaciones personales, sentimentales y profesionales. La falta de conexiones sociales en el trabajo dificultaba su progreso laboral y le impedía establecer relaciones sólidas en su vida personal.
En sus propias palabras, compartidas en ‘Business Insider’, Merz admite haberse sentido miserable en ciertos momentos debido a las restricciones autoimpuestas. Reconoce que, aunque logró acumular una cantidad significativa de dinero, el costo emocional fue alto.
“Funcionó bastante bien con amigos, pero nunca encontré una pareja que tuviera la misma mentalidad cuando yo estaba saliendo. Eso hizo que ser soltera fuera realmente difícil”, le dijo Merz al medio especializado.
Equilibrio entre el ahorro y el disfrute de la vida
Ahora, con una nueva perspectiva, Gwen ha encontrado un equilibrio entre el ahorro y el disfrute de la vida. Aunque sigue siendo prudente con sus finanzas, ha aprendido a valorar las experiencias y relaciones que antes sacrificaba en aras del dinero. Ha encontrado un trabajo que le apasiona y está comprometida con una pareja.
Con información de ABC de España