Navegados e isleños desarrollan en la isla de Margarita el arte, los fogones y la ecoagricultura

Quizás los pájaros que han sido protagonistas de las obras del escultor margariteño Humberto Cazorla evocan las aves migrantes que regresan. El Maestro, al igual que otro maestro, pero panadero, Sergio Fucchi, fueron a Italia a estudiar sus artes y volvieron al calor abrasador de la isla caribeña. Adriana Andrade, en cambio, llegó de vacaciones, se fue, volvió y ahora lidera una Casa Cultivo de Agricultura Urbana.

Todos ellos aseguran que vivir en Margarita –isla principal del Estado Nueva Esparta- no tiene igual: esta paradisíaca región venezolana de solo 1150 km² es el estado más pequeño del país.

Agricultura Urbana 100% ecológica

“Para que nuestra computadora biológica funcione perfectamente hay que brindarle los alimentos adecuados”, reflexionó Adriana, emprendedora agrícola, mientras recorría junto a La Mosca News su Casa Cultivo Altos del Ángel, un hermoso espacio de agricultura urbana en pleno Porlamar.

Recordemos que este tipo de cultivo aprovecha los espacios urbanos para producir alimentos frescos en espacios reducidos, una tendencia que se popularizó después de que en Chicago se desarrollaran a propósito de la llamada “Depresión” de 1893-1897.

Oriunda de Caracas, Adriana se mudó a la isla después de terminar su carrera universitaria –hace ocho años – y aquí conoció a su actual esposo que llegó del extranjero hace tres décadas para invertir en Venezuela. Es decir, ambos son «navegados», término local con que se conoce a quienes vienen de tierra firme y se quedan en la isla.

Es precisamente en el urbanismo que desarrollan y sigue creciendo -casas mediterráneas tipo Santorini- donde instalaron un módulo de agricultura urbana y producen diferentes tipos de lechuga, tomates cherries, pepinillos tipo snack, pimentones babies rojo y verde y flores comestibles y aromáticas.

Sin embargo, la siembra no estaba pautada en el proyecto inicial sino que comenzó a raíz del confinamiento por la pandemia del Covid-19.

“En vista de que tenemos un buen espacio decidimos sembrar nuestros propios alimentos. Yo soy vegetariana y mi esposo come bastante saludable, así pensamos en hacerlo para nuestro propio consumo. Sólo después consideramos ampliarlo como casa de cultivo para toda la urbanización”, nos comentó.

Aprovecharon que el mundo está cambiando hacia lo verde y ecológico, hicieron modificaciones del proyecto general y agregaron nuevas secciones: la “maternidad” (semilleros), cuarto de procesamiento (preparación y empaque) y un bistró (un proyecto para que la compra de alimentos sea más agradable que ir al supermercado).

Adriana subrayó que las semillas que usan son 100% naturales y libres de plaguicidas (aplican aceite de Neem). Además, los productos que se venden son cosechados en el día.

Actualmente trabajan en este emprendimiento tres personas y ya ofrecen sus productos a los restaurantes más importantes de la isla.

Hay que recordar que de acuerdo con el Monitor Global de Emprendimiento (GEM, por sus siglas en inglés), elaborado por el Instituto de Estudios Superiores de Administración (IESA) y la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), en Venezuela se estima que hay un total de tres millones de emprendedores.

Más de la mitad (58 %) están en la fase temprana o de “emprendedor naciente”, con negocios de menos de tres años y medio de existencia. El estudio también reveló que los emprendimientos venezolanos suelen emplear a pocas personas: 81 % tienen entre uno y cinco empleados.

Artes blancas: de Italia para El Caribe

Sergio Fucchi, es originario de Roma, Italia y llegó a Venezuela a inicios de la década del 80. Vivió en Caracas y tras ir de vacaciones a Margarita quedó atrapado por la belleza del lugar y por la oportunidad de desarrollar la ocupación familiar que lleva en su ADN: la gastronomía.

“Vengo de una familia de restauradores (dueños y encargados de restaurantes). Hemos tenido heladería, fuente de soda y varios restaurantes. Mi hermana trabajó 30 años cocinando en Italia y yo crecí bajo su mando”.

Conoció a su esposa brasilera y decidieron probar suerte unos años allá, del 2001 al 2003.

“Quise inmediatamente montar un restaurante pero en Sao Pablo se vendían 24 millones de pizzas al mes ¡y costaba lo mismo que un plato de carne o de pasta! Así que me fui a Italia a hacer la especialización. Más allá de los años de experiencia necesitaba una certificación para montar el negocio”.

Con eso en mente se devolvió a su tierra y se hizo “pizzaiolo” (maestro pizzero) y panadero. Estuvo en tierras cariocas ejerciendo pero “algo” le faltaba a la pareja. Después de conversarlo decidieron retornar a Margarita.

Durante años trabajó en lo que llamó “Laboratorio de Pan”: un desarrollo que ofrecía el producto directamente a los restaurantes de alta gama de la isla.

“Tuve que adecuar todo lo aprendido, sobre todo por la poca constancia de la oferta de materia prima –principalmente la harina-. Así que adecué todas las fórmulas (recetas) para usar harina nacional y no tener que empezar de 0 cada vez que cambiaba de marca”, dijo.

Fucchi tiene un especial afecto por los productos nacionales y locales: desarrollar lo que se tiene es más difícil pero también más satisfactorio, aseguró.

Por eso, en los ingredientes frescos –para sus panes “intervenidos” y sus pizzas- utiliza mayoritariamente productos de la isla: tomate cherry, berenjena, ají margariteño y rúcula. De tierra firme llegan los quesos telita, guayanes y de mano.

“Claro, hay todo un estudio previo para que cada ingrediente se funda correctamente”, expresa en su discurso con acento venezolano pero impregnado de algunas palabras en italiano.

Iván Puerta, presidente de la Cámara Nacional de Restaurantes de Venezuela, resaltó en una entrevista reciente que la proliferación de ofertas gastronómicas resulta porque muchos proyectos quedaron en 2021 en “stand by” (por la pandemia) y con la activación comercial fueron retomados.

Este archipiélago -formado por tres islas-  fue decretado Zona Económica Especial el 20 de julio de 2022, junto a otros 4 estados, con miras “a promover la actividad económica nacional y extranjera, diversificar y aumentar las exportaciones, impulsar el desarrollo de ventajas competitivas y crear nuevas fuentes de trabajo”, según reza el texto legal.

El eterno regreso del pájaro

Humberto Cazorla es quizás el artista plástico contemporáneo más importante del estado Nueva Esparta. Este escultor de larga y reconocida trayectoria va y viene por el mundo –a veces con sus obras -aunque la mayoría toman vuelo propio- pero siempre regresa.

El eterno retorno comenzó muy temprano y lo llevó de la escuela de Artes Plásticas Pedro Ángel González de la Asunción, en Margarita, a las academias en Caracas, Venezuela y Milán, Italia, para nuevamente regresar a los azules profundos y esta isla árida y -a la vez- frondosa.

El artista contó a La Mosca News que sus estudios formales de arte significaron un gran compromiso con su familia y con una carrera que les era muy ajena. Con empeño, dedicación y afinando un talento que sus maestros detectaron desde muy joven, por fin las felicitaciones familiares llegaron. Valió la pena la confianza.

El maestro tiene cerca de 40 años de prolífera carrera artística y ha contribuido al desarrollo de la escultura y de las artes plásticas regionales. Fue director de la Escuela de Artes Plásticas de La Asunción, presidente del Instituto de Cultura del Estado Nueva Esparta y presidente de la Asociación Venezolana de Artistas Plásticos.

Además, lideró la creación del Museo Vial de Esculturas inaugurado en el 2007 en la Avenida Luisa Cáceres Arismendi.

Destacan sobre todo sus proyectos de gran escala: Pájaro lluvia; Pájaro Visor; Pájaro Árbol. La escultura «Aves avizorando la ciudad» ubicada en la avenida Bolívar de La Asunción es una pieza emblemática.

Efraín Subero, Individuo de Número de la Academia Venezolana de la Lengua aseguró que la obra de Cazorla puede designarse “Nueva Figuración por cuanto no se somete a la exigencia de un objeto real, tampoco lo desdeña” o también “Nueva Abstracción unas veces informal “Aves Levitando” y otras veces geométricas Esferas”.

Si bien el artista recibe ofertas constantes para trasladarse a otros países y trabajar por algunos meses en los talleres de amigos artistas, aunque viaja constantemente, asegura que siempre decide regresar porque la isla es su sitio.

Historias de construcción de lugar

El Caribe maravilloso entreteje historias como la de Cazorla, Sergio y Adriana, quienes apuestan a diario por Margarita y evidencian el triunfo de la resiliencia, ahora, a puertas de un momento post pandémico menos árido, teniendo en cuenta que el turismo es motor principalísimo de la isla, y lentamente empiezan a regresar los temporadistas.

Jesús Irausquín, presidente de Fedecámaras Nueva Esparta y ex presidente del Consejo Nacional del Turismo (Conseturismo) destacó en una entrevista reciente que se ha reactivado el turismo. En los últimos meses la isla recibió visitantes aéreos de Cuba, Rusia y Polonia, y en crucero arribaron personas de España, Bélgica, Italia y Francia.

Según el funcionario, “Nueva Esparta siempre será una región atractiva para las inversiones” y ahora mismo hay una importante movida en el sector gastronómico y en las cadenas de hipermercados y electrodomésticos.

Por ahora -y como ha sido en los últimos años- el Pelícano avistando desde la botavara -obra de gran formato e ícono escultórico de Cazorla y la isla- seguirá recibiendo a los navegados para, junto a los lugareños, brindar el secreto mejor guardado del Caribe: Margarita.

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