Es bien sabido que que personas de todo el mundo hacen todo tipo de cosas para escribir su nombre en los libros de récords: por ejemplo, Tembu Ebere perdió parte de su visión cuando trató de llorar sin parar durante una semana entera en un intento de implantar un récord mundial.
Tras la acción, sufrió dolores de cabeza e inflamación en la cara y los ojos. Pero eso no fue todo: quedó parcialmente ciego durante 45 minutos.
«Tuve que volver a diseñar una estrategia y reducir mis lloriqueos», dijo Ebere.
«No es el único récord en la nación de África occidental, ya que muchos nigerianos intentan batir récords mientras la locura arrasa el país», aseguran los medios locales.
En otro caso, una chef llamada Hilda Baci intentó cocinar 100 horas sin parar en mayo para «poner la cocina nigeriana en el mapa». Celebridades e incluso el vicepresidente del país la vitorearon e inundaron el sitio web oficial guinnessworldrecords.com, que colapsó durante dos días.
La joven de 26 años logró cocinar durante 93 horas y 11 minutos y rompió un récord anterior de maratón de cocina establecido en India en 2019.
Otro nigeriano, pero esta vez maestro de secundaria, John Obot, anunció que intentará dedicar 140 horas a leer literatura clásica en voz alta el próximo septiembre. «La motivación es promover la cultura de la lectura en Nigeria», dijo.
Sin embargo, la organización de los Récord Guinnes advirtió a los nigerianos tener cuidado con algunos retos y aconsejó que se registren oficialmente para que sus logros sean reconocidos.