No quiero tener hijos: la dificultad para ligarte en Latinoamérica

Mujeres denuncian que en América Latina muchos médicos se abstienen de realizar esterilizaciones cuando la paciente es joven y no ha tenido hijos y, en teoría, son países donde el acceso al procedimiento supuestamente está garantizado por ley.

«Con el fin de fomentar la maternidad y paternidad responsable, la mayoría de estos países plantea como requisito que la mujer sea mayor de edad, que realice la solicitud por escrito (firmando un consentimiento informado) y que antes del procedimiento sea expuesta a una consejería en salud sexual y reproductiva por parte del médico tratante», publicó la BBC.

Según médicos consultados hay una gran cantidad de mujeres a las que les cuesta adherir a tomar una píldora al día y por eso prefieren una solución más definitiva.

Uno de los mayores problemas con que se enfrentan las mujeres que quieren acceder de forma gratuita a este procedimiento son las largas listas de espera que hay en gran parte de las instituciones públicas de salud de América Latina. Es el caso de Colombia, Argentina, Brasil, México o Chile, donde se considera un “derecho reproductivo”.

“En el sistema público, las listas de espera son enormes y las mujeres sin hijos no son prioridad. Por eso, se les empuja a que se cuiden con otros métodos anticonceptivos”, comentó el gineco-obstetra Gabriel Zambrano, del Centro médico Itenü de Caracas, sobre la realidad en Venezuela que se repite en diversos países de la región.

De acuerdo con el último informe sobre planificación familiar de la ONU, la pandemia de covid-19 agravó esta situación, reduciendo la disponibilidad y el acceso a los servicios de anticoncepción para las mujeres, especialmente los de acción irreversibles, como la esterilización.

“En América Latina hay un tema de autonomía de las mujeres en la relación médico-paciente. El sesgo de que las mujeres no pueden tomar decisiones por sí mismas, de que son muy emocionales”, se indicó en la nota.

“Hay una noción de que todas las mujeres deben querer ser madres y, si en ese momento no lo quieren, luego se van a arrepentir”, agregó.

En efecto, el gineco-obstetra Gabriel Zambrano afirma que “el mayor temor que tenemos es que la mujer se arrepienta… nosotros, los médicos, podemos ser acusados de cercenar la fertilidad de una paciente”.

Sin embargo, para las mujeres consultadas por BBC Mundo, ese miedo al arrepentimiento que tienen los doctores genera que muchas veces no se respete su derecho reproductivo y su libertad de decisión. «Existe un juicio hacia las mujeres en el que se les infantilizan, nos hacen pensar que nuestras decisiones son apresuradas, sin pensarlas”, dijo una de las consultadas.

El caso de Amanda Trewhela, una chilena de 34 años que esperó 16 años para realizarse el procedimiento, pone en la mesa de discusión el alto costo de una intervención de este tipo.

“En el sistema público nadie me quiso operar porque era muy joven o porque no tenía hijos… Así que terminé en el privado. Y es carísimo. Esa es la mayor traba de todas”, dice a BBC Mundo.

Amanda pagó US$4.800 aproximadamente. “Te pueden decir de todo, los cuestionamientos son durísimos. Y uno tiene que enfrentarlos. Pero si no tienes la plata, se te va todo al suelo”, indicó.

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