La marca de ropa interior Skims -de Kim Kardashian- anunció el lanzamiento de The Ultimate Nipple Bra, un push up con un pezón falso incorporado. Las reacciones no se hicieron esperar y mientras algunos aseguran que se trata de una movida feminista, otros explican que es otra acción de cosificación femenina.
«Te hice voltear», «Pezones alegres, levantamiento aún más alegre», «El levantamiento de una operación de senos con apariencia de no tener sostén», «Prepárate para llamar la atención», son algunos de los mensajes publicitarios que impulsan el producto, según la revista People.
Otros reiteran que la «socialitè» «hizo lo de siempre»: convertir a la mujer en un objeto sexual y, de paso, lucrarse de ello. Además, tuvo la osadía de «meterse con el medio ambiente» y usarlo como excusa para viralizar el producto, dicen sus detractores.
Es evidente que la acción de marketing vende un tipo de senos muy concreto: «el producido en un quirófano».
Una minoría asegura que su nueva prenda puede ayudar a cientos de miles de mujeres a recuperar su valía y autoestima tras superar una enfermedad como el cáncer de mama.
La empresa de Kim fue fundada en el año 2019 y actualmente está valorada en 4.000 millones de dólares, según su página web oficial. En cada lanzamiento de temporada se produce un halo de controversia y explosión mediática en los que la presión estética y el aspecto femenino en general generan debate sobre cómo encajar en los cánones actuales de belleza.
Desde hace casi una década, el movimiento Free The Nipple pide la «liberación» de los pezones femeninos. Su origen se remonta a 2014, cuando se estrenó la película independiente homónima dirigida por Lina Esco, en la que se criticó la doble moral de la sociedad estadounidense, en la que se ve la violencia como algo natural mientras que la aparición de un pezón en cine o televisión representó verdaderos escándalos.
Kim Kardashian no es la primera persona que lleva o vende un sujetador con pezones. Cora Harrington, autora de Intimate Detail, compartió en X -antes Twitter- un anuncio de los años 70 en el que prometía ese sensual ‘look sin sujetador’ mientras se lleva un sujetador.
Y el doctor Einav Rabinovitch-Fox, historiador que estudia la relación entre moda y política, añadió que durante las décadas de 1960 y 1970, con el auge del movimiento feminista y la contracultura, ganó popularidad el look natural, especialmente el look sin sujetador. «Las empresas, que aprendieron la lección en los años 20, empezaron a comercializar este look para las mujeres que no se atrevían a renunciar a ellos por completo», dijo.