Tras el ciclón Gabrielle, que se cobró cinco vidas y dejó un centenar de desaparecidos, Nueva Zelanda decidió activar un plan de ayuda a los pobladores aislados. A esta hora, buques militares y helicópteros se movilizan para entregar agua, alimento y combustible.
Autoridades detallaron que el ciclón dejó a su paso más de 10 mil familias desplazadas, causó deslizamientos e inundaciones que dañaron las carreteras de la isla, apagones y derribos de torres de telefonía móvil.
Una de las zonas más afectadas por el desastre natural fue la costa este de la Isla Norte, donde aún un número considerado de habitantes no pudieron ser contactados, probablemente por problemas en las comunicaciones.
Los servicios de emergencia con ayuda de unos 250 soldados neozelandeses evacuaron a unas 300 personas vía aérea a un complejo operativo después que se refugiaran en los tejados para huir de las inundaciones.
Nueva Zelanda declaró estado de emergencia en las regiones y distritos de Auckland, Northland, Tairawhiti, Bay of Plenty Region, Opotiki, Whakatane, Waikato, Thames-Coromandel, Hauraki, Tavarua, Napier y Hastings y activó el nivel de respuesta máxima a una emergencia.
Aún cuando Gabrielle se dirige hacia el sur alejándose de la costa de Nueva Zelanda, el país sigue en peligro.
Gabrielle tocó tierra en la Isla Norte de Nueva Zelanda el pasado domingo y enseguida pasó de ciclón de categoría 2, sobre un máximo de 5, a fuerte tormenta tropical.