La organización Earth Species Project trabaja en la creación de una herramienta que funcione como un ChatGPT capaz de descifrar la comunicación animal: el proyecto tendría implicaciones en materia de conservación.
“Cuando las belugas se comunican entre sí, ciertas señales de vocalización revelan sus estructuras sociales. Cuando las suricatas se enfrentan a un depredador, utilizan un complicado conjunto de llamadas de alarma dependiendo de lo cerca y peligroso que esté. Y en el cielo, los pájaros también comunican el peligro a otros miembros de su parvada”, publicó la agencia DW.
Ahora, los científicos están aprovechando el poder y auge de la inteligencia artificial (IA) para crear un programa capaz de descifrar estas formas de comunicación animal, y más, con la posibilidad de analizar enormes conjuntos de datos.
Biólogos de todo el mundo llevan décadas decodificando la comunicación animal. Se trata de un proceso que requiere mucho tiempo y que suele implicar la grabación de sonidos o la observación de otras señales que emiten los animales para comunicarse, como la «danza» que realizan las abejas mieleras para indicarse mutuamente dónde encontrar néctar.
En algunos casos, estas observaciones se apoyan en tecnologías relativamente nuevas, como los biologgers: dispositivos que, una vez colocados en los animales, registran todo, desde el sonido y la aceleración hasta el ritmo cardíaco, entre otras cosas.
ESP se puso en marcha en 2017 después que los avances en el aprendizaje automático introdujeran nuevas posibilidades en la decodificación de la comunicación.
Es una tarea complicada, conocida por los científicos como el «efecto de fiesta de cóctel». A partir de ahí, la organización empezó a emparejar observaciones de comportamiento con señales de comunicación analizando los datos almacenados en biologgers.
Su misión no es necesariamente desentrañar el «lenguaje» que utiliza una especie concreta para comunicarse, sino desarrollar una herramienta que los biólogos puedan utilizar para reconocer las señales que emiten los animales en determinadas situaciones.
En parte, la herramienta podría funcionar como un ChatGPT para animales, dice Sara Keen, ingeniera acústica y neurobióloga del ESP. Básicamente, se trata de un algoritmo capaz de predecir con exactitud qué señal de comunicación vendrá a continuación basándose en el comportamiento de un animal, o viceversa.
Aunque el proceso puede llevar algún tiempo, Keen señala los enormes avances del software de reconocimiento de voz en los últimos años: este tipo de software era bastante malo hace 15 años pero ahora la gente confía en su Amazon Alexa para todo tipo de cosas. El trabajo sobre la comunicación animal sólo tiene que ponerse al día, dice.
Los cazadores furtivos, por ejemplo, ya utilizan grabaciones de sonidos de apareamiento para atraer a coloridos pájaros cantores como el cardenal amarillo a las trampas. Es posible que una mejor comprensión de la comunicación animal ayude a los malos agentes a explotar mejor la naturaleza, de ahí la importancia de mitigar las consecuencias negativas.