Orgías de 3 semanas y 14 horas de sexo diarias: los antequinos solo piensan en “eso”

Existe un marsupial australiano del tamaño de un ratón que solo cuenta con un año para encontrar pareja y aparearse. Los ejemplares de esta especie deciden no dormir para poder reproducirse más, con la mayor cantidad de hembras posible.

Zoólogos de Australia han investigado las conductas copulativas del Antechinus swainsonii y recientemente publicaron sus resultados en Current Biology.

El equipo de zoólogos intentó averiguar cómo funciona el calendario reproductivo del Antechinus y si este le daba oportunidad de crear descendencia antes de que los machos murieran en masa. La investigadora Erika Zaid, junto a sus colegas, atrapó a 10 machos y cinco hembras. Les colocaron monitores de actividad, les extrajeron muestras de sangre para medir sus niveles hormonales y luego los mantuvieron en recintos separados para impedir que se aparearan.

Cuando llegó agosto, el mes marcado como el periodo de reproducción, los marsupiales macho se volvieron inquietos tanto de día como de noche. Los resultados de la investigación señalan que los Antechinus macho durmieron 20% menos en relación con la temporada de actividad normal. En un día, uno de los mamíferos disminuyó sus horas de sueño hasta en 50%. Tras concluir la fecha para la cópula, dos machos murieron y el resto se volvió estéril.

El aumento en la actividad del animal estuvo relacionado directamente con la cantidad de testosterona en su cuerpo. El análisis de ácido oxálico, una sustancia que se segrega cuando el cuerpo no ha dormido, también permitió confirmar que los marsupiales “estaban desvelados”. El ácido estuvo presente en las hembras, por lo que se puede pensar que en épocas reproductivas también perdían el sueño.

Para los expertos, los resultados apoyan la idea de que el sueño puede ser un proceso adaptativo en los animales. Algunos de ellos renuncian voluntariamente a él, a pesar de que es un mecanismo fundamental para el funcionamiento óptimo del cuerpo.

Hasta hace poco, el aumento de los niveles de corticosteroides y la falta de sueño eran los principales sospechosos de la pobre esperanza de vida del Antechinus swainsonii. Las lecturas del equipo contradicen una parte de aquella teoría. Los mamíferos que menos durmieron no son necesariamente los que murieron tras el período de apareamiento.

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