La madrugada de este miércoles, un autobús en el que viajaban 66 migrantes cayó a un precipicio, dejando un saldo de al menos 39 muertos y 23 heridos, entre los que se encuentran cinco menores de edad.
De acuerdo a la información brindada por las autoridades en el lugar, el transporte viajaba con migrantes en tránsito, quienes estaban en albergues de la provincia de Darién y eran trasladados a otro refugio en los límites fronterizos de Costa Rica. Aún no se han dado detalles sobre la identidad de las personas fallecidas.
‘’Teníamos varios años que no se daban estos accidentes con buses y víctimas fatales’’, expresó el subcomisionado de Tránsito de la Policía Nacional, Emiliano Otero.
El presidente de la República de Panamá, Nito Cortizo, extendió a través de su cuenta oficial de Twitter, sus condolencias a los familiares de los fallecidos en este accidente.
Por su parte, el ministro de Seguridad Pública, Juan Pino, aseguró que en el transporte viajaban panameños y migrantes que estaban en tránsito por el país. ‘’Lamento este hecho doloroso que nadie quiere que ocurra’’, comentó Pino, quien confirmó que hay que aguardar por los resultados de las investigaciones para conocer precisamente qué ocasionó el trágico accidente.
Además, el canciller cubano, Bruno Rodríguez, lamentó las víctimas fatales en el trágico accidente ‘’que involucra a migrantes irregulares, entre ellos a ciudadanos cubanos’’. Y aseguró que la embajada de Cuba en Panamá, mantiene comunicación con las autoridades para identificar a las víctimas de nacionalidad cubana y brindar la asistencia consular requerida para sus familiares.
Aunque se desconocen las causas reales del incidente, algunos medios locales especulan que el conductor del bus no se detuvo en el albergue cerca de Gualaca, lugar en el que los pasajeros debían descansar antes de seguir con el viaje. Tras percatarse de ello y dar la vuelta para dirigirse al refugio, el autobús chocó con un minibús y cayó al precipicio.
Conocida como el Tapón del Darién, selva del Darién o infierno selvático, la ruta entre la frontera de Panamá y Colombia es junto a la de México una de las más antiguas para el flujo migratorio desde Sudamérica hacia ‘’el sueño americano’’ en Estados Unidos.
Los peligros de esta selva no sólo van desde el largo trayecto o el calor y la humedad que hacen del viaje una caminata totalmente sofocante, sino las bandas criminales que rondan incesantemente en busca de dinero o incluso, personas con la que traficar.
Aunque es el recorrido más popular en los últimos meses por los migrantes sudamericanos, diariamente se reportan casos de asaltos, asesinatos e incluso abandonos por parte de los ‘’guías’’ en medio de la selva.
Actualmente, Panamá se ha encargado de recibir a estos viajeros en diversas estaciones en las que se toman sus datos biométricos y se les ofrece asistencia médica y alimentaria, para luego trasladarlos en autobuses hacia la frontera con Costa Rica.