El Parlamento de Portugal aprobó la despenalización de la eutanasia tras años de debates y pese al veto del presidente -el conservador Marcelo Rebelo de Sousa- quien intentó frenarla en cuatro ocasiones.
La ley fue aprobada por 129 votos a favor y 81 en contra.
El veto presidencial no impide la entrada en vigor de la ley, dado que la Constitución establece que, pese al voto presidencial, con una mayoría superior a 116 diputados sale adelante.
“La ley ha sido respaldada por los socialistas -con mayoría absoluta en la Cámara- el bloque de Izquierda, los animalistas e Iniciativa Liberal (el único partido conservador que apoyó la propuesta). Algunos diputados del Partido Socialista Demócrata dieron libertad de voto”, explican los medios locales.
La derecha no solo la rechazó de plano, sino que además amenazó con recurrir al Tribunal Constitucional.
Ahora el propio presidente -conservador y católico practicante- debe promulgar la ley tras la decisión de la Cámara de aprobar, sin modificaciones, la misma versión de la norma que vetó en abril. Tiene ocho días para hacerlo y la ley entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Diario de la República.
Portugal se suma así a España o Bélgica con esta ley tras un proceso de seis años.
En la calle, 61% de los portugueses apoya la despenalización de la eutanasia, según un sondeo realizado en febrero por Aximage para varios medios lusos. La cifra crece hasta 70% en entre las personas de 18 a 35 años.
El texto aprobado define la muerte médicamente asistida como la que «ocurre por decisión propia», aplicable en mayores de edad que demuestren un «sufrimiento de gran intensidad, con lesión definitiva de gravedad extrema o enfermedad grave incurable» y cuando es «practicada o ayudada por un profesional de la salud».
Da prioridad al suicidio asistido y podrá aplicarse en casos de enfermo incapaces físicamente de hacerlo por sí mismos. Solo aplica a ciudadanos portugueses o con residencia en el país.
