El Parlamento Europeo concedió el “sello verde” de la Unión Europea al gas y la energía nuclear.
Se trata de dos fuentes de energía necesarias para enfrentar el cambio climático, pues permite disminuir el uso del carbono hasta alcanzar su neutralidad en el año 2050.
La plenaria del Parlamento se realizó en Estrasburgo, Francia, y contó con 328 sufragios a favor, 278 en contra y 33 abstenciones.
El texto aprobado contempla que los países de la Unión Europea deben realizar inversiones sostenibles en centrales nucleares o de gas para la producción eléctrica, siempre que utilicen las tecnologías más avanzadas.
Esta clasificación, o “taxononomía”, como se le llama en las instituciones de la UE, debería ayudar a movilizar fondos privados para la ejecución de estos proyectos.
El documento, que había sido anunciado por la Comisión Europea en enero pasado, generó divisiones en cuanto a su implementación por parte de las distintas naciones de la UE. De hecho, el primer ministro de la República Checa, Petr Fiala, cuyo país asumió la presidencia semestral rotativa del Consejo Europeo, consideró que se llegó a un acuerdo “frágil” que fue “negociado cuidadosamente”.
Fiala solicitó a los legisladores apoyar la controversial medida y consideró que algunos países de la UE "únicamente podrán alcanzar sus metas climáticas como resultado de estos criterios".
El proyecto de avanzar hacia la energía verde consiguió fuerte rechazo en buena parte de los legisladores. Bas Eickhout, eurolegislador por Holanda, fue uno de los críticos de la medida.
"¿Cómo podemos pedir a otros países que reduzcan su uso de combustibles fósiles y su cantidad de desechos nucleares, si nosotros los clasificamos como verdes?", preguntó Eickhout en la sesión del Parlamento Europeo.
Francia y Alemania fueron dos de los países que apoyaron firmemente la aprobación del texto. Francia depende, en gran medida, de la energía nuclear y Alemania requiere de gas.
