Urólogos, psicólogos y sexólogos de España han expresado su preocupación por el hecho de que cada día más jóvenes están usando viagra sin necesitarla realmente, especialmente mezclado con alcohol y drogas.
De hecho, según diversos estudios y datos de mercado, cerca de una de cada cuatro viagras las consumen personas de entre 16 y 30 años.
Lo peor del hecho es que la mayoría de estos jóvenes tomen la pastilla en contextos de fiesta, y el alcohol aumenta las posibilidades de disfunción eréctil, además de promover un problema de dependencia que puede ser muy grave.
Tras un estudio realizado se determinó que la adicción puede desembocar en ansiedad, depresión y, en casos muy extremos, hasta el suicidio. Además depender de este fármaco puede destruir la vida sexual.
La viagra no puede adquirirse sin receta, pero estos expertos señalan que se está comprando en el mercado negro o con documentos falsos.
Según refiere un articulo del diario El País, el precio ayuda ya que en una pastilla genérica de 50 mg (hay hasta 200) suele costar cinco dólares en blísteres de 10 unidades, o menos de 50 céntimos por comprimido en packs de 360.
En la calle, cada pastilla cuesta entre cinco y nueve dólares, de manera que el director del Observatorio de Medicamentos de la Federación Empresarial de Farmacéuticos Españoles (FEFE), Enrique Granda, cifra en cuatro millones las unidades de productos para la disfunción eréctil vendidas en el conjunto del Estado en 2022: un 7% más que en 2021.
Testimonios
Expertos aseguran que, aunque no se puede descartar un aumento de la disfunción eréctil entre jóvenes, estos datos apuntan a un aumento del uso recreativo de la viagra.
Les preocupa que crezca el número de jóvenes que acuden a consulta con problemas derivados de un abuso del consumo o incluso de adicción. Se habla de un medicamento asociado, desde su lanzamiento en 1998, a quienes andan más entrados en años.
Pero el problema en sí no es la edad de consumo, sino la automedicación «sobre todo cuando esta puede hacer que te provoques la enfermedad”, precisa Nayara Malnero, psicóloga y sexóloga.
Con el aumento del consumo de la pastilla, dice, los jóvenes “se acaban condicionando mentalmente y sienten que la necesitan cada vez más».