El avance de la ciencia ha logrado que los trasplantes de órganos sean posibles y exitosos entre humanos, pero no todos los órganos puedes pasar por este proceso: uno de ellos es el cerebro.
El problema radica en que nadie ha conseguido conectar el nuevo órgano con la médula espinal del cuerpo receptor.
Es decir que al hacer un experimiento de este tipo el sujeto quedaría paralizado del cuello hacia abajo.
Según un artículo publicado en BBC, el cerebro establece millones de conexiones que controlan todas las funciones de nuestro cuerpo, de manera que quitarlo y volver a conectar toda esta maraña con la precisión necesaria para recomponer los circuitos todavía no es posible.
Antecedentes
Cuando decimos que es un proceso imposible por ahora, es porque ya hay antecedentes que vale la pena conocer.
En marzo de 1970 el prestigioso neurocirujano Robert J. White llevó a cabo una operación insólita en la búsqueda de hacer un trasplante de cerebro.
El proceso se hizo en el hospital de Cleveland, en Estados Unidos (EEUU), lugar en el que White logró por primera vez conectar la cabeza de un mono en el cuerpo de otro. La intervención duró 18 horas y cuando el mono despertó, podía ver, oír, oler e incluso morder. La noticia causó sensación ya que fue fue el primer trasplante de cerebro -o, mejor dicho, de cabeza- «exitoso».
Sin embargo, su trabajo también fue objeto de duras críticas y llegó a ser catalogado como estandarte de la «cruda y cruel industria de la vivisección», lo que posiblemente frustró su carrera al Nobel, refirió BBC.
Su logro fue breve, ya que el mono falleció a los pocos días.
White siguió en su empeño, realizando cientos de experimentos más y hasta su muerte intentó sin exito repetir la hazaña.
Aunque es un proceso que hasta ahora no se ha logrado, científicos aseguran que en 10 años será posible.