Ante la posibilidad de que el capitán de la selección alemana, Manuel Neuer, pudiera recibir una tarjeta amarilla por portar el brazalete #OneLove con los colores de la comunidad sexodiversa, todo el equipo alemán se tomó la fotografía oficial para el encuentro con las manos en la boca, en señal de censura.
“Incluso sin brazalete, nuestra postura sigue en pie. “Negarnos el brazalete es lo mismo que negarnos la voz”, escribió en Twitter la oncena.
Añadieron que no es un mensaje político pues los derechos humanos no son negociables y “lamentaron tener que comunicarlo cuando debería ser evidente”.
A pesar de las amenazas para los jugadores, la ministra del Interior germana, Nancy Faeser, asistió al estadio con el brazalete en su brazo izquierdo y se sentó al lado del presidente de la FIFA, Gianni Infantino.
No es un dato menor que el cuerpo legal de la Federación alemana estudia emprender acciones legales contra FIFA por lo que considera un “chantaje” deportivo.
Hay que recordar que una vez recibida la notificación oficial de FIFA, el capitán Neuer protestó públicamente. También Bernd Neuendorf, presidente de la Federación, y Oliver Bierhoff, manager del equipo alemán.
Hansi Flick, el técnico alemán, no dudó en apartar a un lado el partido contra Japón para reivindicar la pelea: “es una pena que ya no se puedan defender los derechos humanos”, lanzó sin miramientos, en una de las ruedas de prensa más duras que se recuerdan en un evento deportivo con las características y dimensiones de un Mundial.
De hecho, los jugadores germanos llegaron al estadio Khalifa para su primer partido, enfundados en un chándal y en las mangas se podía apreciar un ribete arcoiris.