Los precios del petróleo crudo alcanzaron su punto más alto del año -a nivel internacional- en su cotización esta semana. Este incremento «inesperado» se debe en parte a la disminución en las reservas de Estados Unidos.
«Los últimos movimientos en los precios del petróleo -que han llevado el crudo estadounidense a más de 93 dólares por barril- se deben en parte a la noticia de una disminución en las reservas de petróleo en Estados Unidos. Esta situación se suma a las preocupaciones ya existentes sobre la escasez de suministros globales debido a los recortes de producción de la OPEP+», explican los analistas.
Otro aspecto que destacan los estudiosos del tema energértico es que la situación actual se ve agravada por el constante aumento de las tasas de endeudamiento del gobierno estadounidense: este fenómeno se atribuye a una combinación de factores, incluida la política restrictiva de la Reserva Federal, un mercado laboral robusto, una emisión de deuda sin precedentes y el impacto inflacionario de los crecientes precios de la energía.
«En este contexto, Jerome Powell se encuentra nuevamente en el centro de atención mientras toma el podio en Washington», puntualizó el portal de análisis fxstreet.es.
El duro panorama actual no se limita solo al petróleo sino alcanza otras variables, como la crisis en el mercado inmobiliario chino y la suspensión de acciones de Evergrande, la gigante inmobiliaria en dificultades.
«Estos eventos globales añaden un nivel adicional de complejidad a la ya desafiante tarea de la Reserva Federal de mantener la inflación bajo control y devolverla a su objetivo», reseñan los analistas.
Esperar y esperar
A principios de esta semana, Morgan Stanley afirmó que todas las señales para el crudo eran «destellos de estrechez». El banco de inversión se sumó así a un creciente número de analistas que prevén que el crudo Brent vuelva a superar los 100 dólares por barril antes de fin de año.
Lo que todos estos analistas tienen en común es que señalan una discrepancia entre la demanda de petróleo, que se ha mantenido fuerte, y la oferta, cada vez más limitada en un momento en que los gobiernos de Occidente están haciendo un gran esfuerzo para reducir esa demanda. Y también la oferta.
La razón por la que no se invierte lo suficiente, según el sector, es la incertidumbre provocada por la agenda de transición de los gobiernos en los que operan. De hecho, cuando no se tienen claras las normativas que el gobierno dirigirá en su camino como parte de sus esfuerzos para luchar contra el cambio climático, las decisiones de inversión se vuelven aún más difíciles de tomar de lo habitual.