Este martes el presidente de Irán, Ebrahim Raisí, prometió vengar a Qasem Soleimani, comandante de la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria iraní, así lo señaló en la ceremonia por el tercer aniversario de su muerte.
“Los dominantes sepan que la venganza del mártir Soleimani es segura y no dejaremos que los asesinos y los responsables de su asesinato duerman tranquilos", aseguró el primer mandatario iraní.
El general Soleimani murió en un bombardeo selectivo estadounidense el 3 de enero de 2020, cerca del aeropuerto de Bagdad, junto al número dos de la agrupación de milicias iraquí Multitud Popular y líder de Kataib Hizbulá, Abu Mahdi al Mohandes.
Una semana después, la Guardia Revolucionaria atacó con misiles una importante base militar en Irak, con presencia de tropas estadounidenses.
El titular del poder judicial, Masud Setayeshí, afirmó que hasta ahora se han identificado a 154 acusados, de los cuales “96 son ciudadanos estadounidenses”, y que Irán ha hecho un seguimiento minucioso de las bases de los países que han brindado asistencia técnica e informática a EEUU, para perpetrar el atentado.
Además, Setayeshí señaló que Irán emitió ante Interpol la notificación roja contra 73 perpetradores del atentado, incluido el expresidente estadounidense, Donald Trump, pero que “los organismos internacionales se han negado a emitirlas”.
Los restos de los vehículos en los que murieron el general Soleimani y el subcomandante de las milicias iraquíes Abu Mahdi al-Muhandis, fueron expuestos en el tercer aniversario de su asesinato en Bagdad, Irak, el 2 de enero de 2023.
En los últimos días ciudades como Teherán se han llenado de cárteles recordando al exmilitar, considerado el mártir más importante de la revolución islámica iraní.
La ciudad de Kerman, en el sur de Irán, ha recibido a miles de peregrinos que acuden al cementerio donde está enterrado Soleimani, para expresarle su simpatía y respeto.
Durante el gobierno de Trump, se insistió en que se trataba de un mercenario, que no solo asesinó gente de su pueblo, sino de la región, y que por eso fue asesinado.
Sin embargo, el hecho creó tanta controversia, que en el momento un grupo de demócratas que trabajaron en la previa administración de Obama, aseguró que fue una mala decisión y que podría ser vista como una “declaración de guerra”.