El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, de visita oficial en Arabia Saudita, se reunió con el Príncipe Mohammed Bin Salman Bin Abdulaziz Al Saud, Príncipe Heredero y Primer Ministro, en la ciudad de Jeddah.
La reunión apuntó a profundizar los vínculos de asociación estratégica
La delegación de Arabia Saudita está integrada por el ministro de Asuntos Exteriores, de Estado, de Deporte, de la Guardia Nacional, de Medio Ambiente, Agua y Agricultura, de Inversiones, de Planificación y Economía y el director general de la Dirección General de Inteligencia.
El ministro del Poder Popular para Relaciones Exteriores, Yván Gil, se reunió con su homólogo de Arabia Saudita, Faisal bin Farhan Al Saud, en función de fijar una hoja de ruta que fortalezca la cooperación bilateral entre ambos países.
El canciller Gil informó que durante el encuentro abordaron la realización de la segunda Comisión Mixta bilateral prevista para el último trimestre de este año en Riad, capital del país árabe, además de la reunión del Mecanismo de Consultas Políticas entre cancilleres que se realizará en Caracas.
Esta es la tercera visita oficial de Maduro a la Península Arábiga, luego de su visita en 2015 y 2016.
Caracas y Riad mantienen una relación bilateral de larga data, afianzada con su participación en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), donde ambos concurren como fundadores.
Venezuela y Arabia Saudita figuran como los países con mayores reservas probadas de petróleo al contabilizar más de 300 mil millones y 298 mil millones de barriles de crudo bajo su superficie, respectivamente.
Hay que recordar que las relaciones bilaterales entre Venezuela y Arabia Saudita están cimentadas en su concurrencia en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), en la que ambos suscribieron su acta de nacimiento el 14 de septiembre de 1960.
Con el presidente Hugo Chávez se consolidó una nueva etapa de cooperación más allá del área petrolera.
Los saudíes recibieron el mes pasado al presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, un estrecho aliado de Occidente, en una cumbre de la Liga Árabe y unos días después a un importante dignatario ruso sujeto a sanciones occidentales.
El gobierno saudí dice que defiende sus intereses nacionales en un mundo cada vez más definido por la competencia entre superpotencias. Los expertos señalan que el frenesí diplomático va dirigido a reforzar la estabilidad regional y mejorar la imagen del reino, que busca inversiones internacionales para enormes proyectos de desarrollo.
