El ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva fue confirmado como candidato presidencial del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT) de cara a las elecciones de octubre.
La votación de los delegados del partido fue meramente simbólica pues ya estaba en marcha la campaña del ex mandatario, quien, de hecho, lidera todas las encuestas frente al presidente actual, Jair Bolsonaro.
En los años 80 Lula fundó el PT -una fuerza de origen trotskista- que acabó convirtiéndose en una formación de centroizquierda que se alió a los conservadores y que cuatro décadas después continúa liderando en solitario.
Lula, quien gobernó Brasil entre 2003 y 2010, no asistió a la convención del partido porque estaba haciendo campaña en su estado natal, Pernambuco.
Desde allí, llamó a derrotar al pdte. Jair Bolsonaro para "recuperar la democracia" brasileña
Para el político de 76 años será la sexta candidatura presidencial: en su cuarto intento consecutivo se convirtió en presidente. En las elecciones de 2018 una condena por corrupción lo sacó de la contienda y allanó el camino para la victoria del actual mandatario Jair Bolsonaro.
Recordemos que el exdirigente sindical salió de prisión en 2019 y sus condenas fueron anuladas el año pasado.
No es un dato menor que en esta oportunidad, ha tratado de acercarse a los votantes moderados mientras la nación sigue estando ferozmente polarizada.
El 24 de julio pasado, el Instituto Datafolha publicó una encuesta dándole al candidato del PT 47% de las intenciones de voto frente al 28% que obtendría Bolsonaro.
De esta forma, la ventaja del exgobernante sigue prácticamente estable y se sitúa en unos 19 puntos (en mayo fueron 21 puntos de diferencia).
Por otro lado, el Partido Liberal de Bolsonaro realizará su convención el próximo domingo para confirmarlo como su candidato.
Este político de derecha ha caracterizado la próxima contienda como “una batalla del bien contra el mal”.
Además, ha criticado el sistema de votación electrónica de Brasil lo que, según muchos analistas, podría sentar las bases para impugnar los resultados de las elecciones si le son adversos.