¿Qué pasa en el cerebro cuando nos enamoramos?

Luego de años de investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro, la neurociencia ha descubierto que el amor se crea precisamente en este órgano a través de unos procesos que se activan cuando dos personas se gustan.

Es decir, el corazón no es lo que hace que nos enamoremos, sino el cerebro.

El amor es un sentimiento de afecto especial hacia una persona, y además, es un producto final que se desarrolla como resultado de la interacción de ciertas sensaciones y sustancias correspondientes cambios neuronales.

A partir de una liberación de sustancias, como la adrenalina, se producen cambios en el cerebro y en todo el cuerpo, como la dilatación de las pupilas y una elevación de los nervios.

Es por ello que varios especialistas afirman que el amor es una de las drogas más potentes que existen. De hecho, existen diferencias entre el cerebro de una persona enamorada y otra que no lo está.

Cuando una persona está enamorada se produce un descenso de la serotonina y entra en juego también la dopamina, la hormona vinculada a las sensaciones de placer y gratificación.

Esta puede hacer que la persona tenga la necesidad psicológica de estar siempre con quien se ha enamorado. «Es como una adicción, es decir, la necesidad de estar constantemente», explica el doctor Jesús Porta, vicepresidente de la Sociedad Española de Neurología (SEN).

Además, entran en acción otras hormonas como la oxitocina y la vasopresina que se liberan durante el enamoramiento desde el hipotálamo, el área del cuerpo que controla la temperatura, la frecuencia cardíaca, el hambre y la sed.

En el amor a distancia, por ejemplo, «es mucho más cognitivo y de imaginación» afirmó el vicepresidente de la SEN.

Esto sucede porque el lóbulo frontal genera ideas de perfeccionismo sobre la persona del otro lado y puede producir una liberación de dopamina y generar esta sensación de amor.

«A la gente le pasa con los actores, personajes de novela y los artistas. De repente los ven y empiezan a imaginarse en su cabeza y crea una sensación de enamoramiento hacia una figura que ni siquiera conocen» afirmó Porta.

A lo largo de la historia el enamoramiento profundo era considerado como una enfermedad ya que provocaba pérdida de apetito, angustia e insomnio.

Las llamadas mariposas en el estómago, la forma en la que muchas personas describen esta etapa, es verdadera y surge debido a una reducción del flujo sanguíneo producto de la liberación de adrenalina que aumenta la frecuencia cardíaca.

Por otro lado, cuando se habla de desamor, la adrenalina y cortisol que la amígdala segrega conduce a sensaciones vinculadas con la frustración y lo primero que ocurre es que hay una bajada de ciertos neurotransmisores como la dopamina y la serotonina.

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