Por si no lo sabías, ‘Queenagers’ es un nuevo término que se ha insertado para definir a las mujeres de mediana edad que empezaron sus carreras en la década de los ’80 y disfrutan de un alto grado de autonomía y gasto.
Las Queenagers tienen una edad que ronda entre los 45 y los 65 años, suelen tener ingresos relativamente altos y tienen un grado de libertad en las decisiones que toman, en gran parte, porque ya criaron a sus hijos o decidieron no tenerlos.
El sitio web especializado en este grupo, Noon, acuño el término y describió a las Queenagers como «la edad de las oportunidades». La diferencia de sus homólogas más jóvenes radica en que estas tienen hijos y familia que no solo absorben su tiempo sino también su dinero.
«Lo importante que hay que entender de esta cohorte de mujeres es que son pioneras, la primera generación de mujeres que trabaja hasta el final», señaló Eleanor Mills, fundadora de Noon.
Sin embargo, ¿Qué pueden hacer las reinas del éxito para solidarizarse con las mujeres más jóvenes y guiarlas en el camino hacia sus propios éxitos?.
Es complejo para las mujeres poder afrontar todos los desafíos de un reparto desigual de las cargas, en el que tener una carrera profesional, hijos y asumir los costos financieros, puede ser cuesta arriba.
De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo, las mujeres siguen ganando de media alrededor del 80% de lo que ganan los hombres.
De hecho, aún no se ha convertido en ley federal en Estados Unidos la normativa que actualiza los derechos de las mujeres que van desde los descansos o el trabajo a distancia para las empleadas que están esperando un bebé.
Por otra parte, las dinámicas para garantizar el adecuado cuidado de los niños representa un obstáculo para las mujeres trabajadoras. Por ejemplo, los gastos de guardería hacen mella en los ingresos del hogar.
Una dato interesante que arrojó un estudio sobre las carreras profesionales de hombres y mujeres graduados en MBA de la Universidad de Booth, en Chicago, entre 1990 y 2006, reveló que las crecientes brechas de ingreso están directamente relacionadas con los hijos.
«La creciente brecha en los ingresos no aparece al azar. Más bien, surge con la llegada de los hijos. Los hijos y las consiguientes responsabilidades de cuidado son la principal contribución a una menor experiencia laboral», señaló Claudia Goldin, catedrática de Economía de la Universidad de Harvard y responsable del estudio.
Uno de los hallazgos de Noon fue que la flexibilidad era 16 veces más importante para las mujeres de 45 a 60 años que el estatus, y muy por encima del valor que conceden a alcanzar un puesto o a recibir un título de recompensa por la antigüedad.
Esta flexibilidad le permitió a muchas mujeres que habían trabajado más de de 20 años en una empresa, y habían acumulado un capital económico, emprender sus propios negocios para lograr la autonomía anhelada.
Aunque no todo es un lamento, una encuesta reciente de la consultora Opinium, consultó a 4500 trabajadores de cinco países sobre el sentido de pertenencia al lugar de trabajo, y reveló que los hombres y mujeres están empatados en torno al 70% del sentido de pertenencia.
Con la excepción de que más de la mitad de los hombres y mujeres confesaron que no siempre pueden expresarse libremente.
Este acuerdo, al menos en este aspecto, puede invitar a todos los trabajadores, hombres y mujeres, a que esa necesidad de expresión incluya construir espacios de trabajos más justos y equitativos.