España ha pasado de la monogamia como único modelo aceptable, a un mapa variado de relaciones que se centran en el pacto entre las personas convivientes, aunque estas uniones no tienen amparo legal.
El 47,6% de los españoles cree que se pueden tener varias relaciones afectivosexuales a la vez, según la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reseñada por La Vanguardia.
Un porcentaje casi igual (49,7%) está en desacuerdo. En cuanto a los encuentros sexuales acordados dentro de una pareja estable, son aceptados por un 41,4% de los españoles.
La realidad de una historia
El reportaje realizado por el medio de comunicación, muestra una historia de vida real que ocurrió en España y que demuestra que sí es posible lograr este tipo de relaciones.
Se trata de Nando, Víctor y Leo, quienes conforman una ‘pareja de tres’ desde el año 2010. Nando y Víctor (ambos de 51 años) conocieron a Leo a través de una aplicación digital para ligar cuando buscaban un encuentro esporádico para mantener viva la llama de una relación de casi veinte años.
Sin embargo, aunque esperaban que fuera solo algo puntual terminaron en un romance, y un año despúes le entregaron las llaves del apartamento a Leo, lo que formalizó la relación.
Nando, asegura que desde el primer momento hubo una fuerte conexión entre los tres. “Era como si nos conociéramos de toda la vida, rápidamente empezamos a hacer ‘cosas de pareja’”, añade.
Les gustaría formalizar su relación, pero las relaciones poliamorosas no están reconocidas en España. Nando y Víctor se casaron en 2006, poco después de que se aprobara el matrimonio homosexual en España.
“Si a Nando o a Víctor les pasa algo tendrían una pensión por viudedad, algo que me deja fuera a mí”, dijo Leo.
Otra historia similar es la de Roger, Iris y Emily. “No somos ni relación abierta, ni trío ni cosas raras… Una pareja de tres”, aclaró Iris para el portal telecinco.es.
Roger e Iris eran pareja hasta que se unió Emili. Se conocieron en el trabajo. “Al principio tuve celos porque veía que no existía la misma complicidad conmigo, pero a los pocos meses se me pasó”, confiesa Emily.
¿Crisis heterosexual?
Al respecto, la escritora y académica Asa Seresin acuñó en 2019 el término heteropesimismo para definir la actitud de decepción, vergüenza y desesperación del estado de las relaciones monógamas heterosexuales, refiere La Vanguardia.
«Cada vez resulta más complicado creer en la ‘media naranja’: una única persona que cubra plena y satisfactoriamente tu sexualidad, tus afectos y sentimientos y también te satisfaga en el plano intelectual y cultural, con quién pasar el tiempo libre y las vacaciones. “Terror poliamoroso es el pavor, también real, a no tener a nadie que organice la vida contigo y entorno a ti. Todos estos terrores son reales: en un mundo montado por y para la pareja, cualquier otra opción de vida es un vértigo constante”, apunta.
¿Qué es el amor?
En medio del debate que ha generado el tema, el discurso mediático propone las relaciones no-monógamas como algo fácil y superficial, para gente promiscua, alérgica al compromiso y con pocas ganas de comprometerse.
En medio de este huracán los celos aparecen del mismo modo que lo hacen en una pareja heterosexual normativa y acostumbra a haber un período de adaptación cuando aparece una tercera persona.
El texto asegura que amar a más personas no significa necesariamente amarlas mejor, sino lo contrario: hay más gente susceptible de ser dañada y por eso la responsabilidad afectiva debe ser mayor.
Una buena comunicación y gestión emocional por parte de todos los miembros de la relación es clave para el éxito. “Lo que funcionó fue eso: ni lo planteamos, ni lo buscamos, simplemente surgió y de ahí el éxito, nunca nos hemos escondido”, resume Iris. Una relación poliamorosa no tiene porque ser mejor ni peor. Simplemente, es.
