El ministro de Finanzas de Reino Unido, Jeremy Hunt, anunció un fuerte plan de austeridad para paliar la recesión económica que sufre la nación, atosigada por la inflación más alta de los últimos 41 años.
El plan “quiere abordar la crisis del costo de vida y reconstruir nuestra economía", explicó Hunt y contempla una mezcla de subidas de impuestos a ciudadanos y empresas, subir salarios públicos por debajo de la inflación y algunos recortes presupuestarios.
Las medidas quieren ahorrar al país unos 54 mil millones de libras y apuntalar las finanzas públicas, después de la reciente agitación política y económica del país.
Hace un par de días, la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria (OBR) anunció que el aumento de precios estaba en 11% poniendo en riesgo las economías familiares y el ecosistema empresarial británico. De hecho, a principios de este mes, el Banco de Inglaterra ya había advertido que enfrentarían su recesión más larga desde que comenzaron a llevar registros.
Hay que recordar que una "recesión técnica" es cuando se contrae el crecimiento del PIB durante dos trimestres consecutivos.
Ben Laidler, estratega de mercados globales de la plataforma eToro, asegura que el nuevo plan equivale al 1,7% del PIB, “en un intento del gobierno por tapar el agujero financiero del país, afectado por la recesión y el aumento de los costes de financiación".
Por su parte, Silvia Dall'Angelo, economista senior en Federated Hermes, aseguró que Hunt "ha logrado un delicado equilibrio entre el apoyo económico a corto plazo -en forma de subvenciones energéticas- y la sostenibilidad fiscal a largo plazo".