Han pasado más de 60 años desde que el hombre tuvo la oportunidad de surcar el espacio por primera vez, y desde ese entonces, se han multiplicado diversos estudios en gravedad cero, que permiten vislumbrar las posibilidades de ejecutar acciones cotidianas, incluso, una básica: el sexo.
Muchas personas se han preguntado cómo serían los efectos de tener relaciones sexuales en el espacio, más en estos tiempos cuando hay personas que pueden durar más de un año en la Estación Internacional Espacial.
En pleno siglo XXI, cuando las actividades espaciales requieren de unos horarios rigurosos, espacios compartidos y un constante monitoreo desde la tierra, parece algo “complicado” llevar este tipo de prácticas en la órbita terrestre baja.
Aunque agencias espaciales de diversos países han negado este tipo de estudios, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa), al parecer, llevó a cabo una prueba en 1996 como parte del proyecto STS-XX, en el que se experimentaron diversas posturas sexuales en gravedad cero.
Este estudio “sexual” de la Nasa se enfocó en estudiar los períodos largos de los humanos en la órbita según el escritor, Pierre Kohler, en su libro "La Dernière Mission: Mir, l'aventure humaine".
"Sólo se probaron 20 posiciones, las cuales fueron obtenidas a través de una simulación computarizada como las más viables. Falta ver la extensión de la imaginación erótica de las computadoras y los científicos de la NASA, pero dudo que este estudio sea exhaustivo", destacó Kohler.
Médicos y especialistas del tema resaltan que las relaciones sexuales son parte fundamental de la vida normal de cada ser humano, ya que contribuyen a la salud física y mental.
La agencia alemana DW entrevistó al sociólogo y bioético, Paul Root Wolpe, quien trabajó 15 años en la Nasa; destacó que no hay impedimento biológico para tener relaciones sexuales en el espacio, pero las condiciones en plena orbita sí pueden dificultarlo.
Root resaltó que "no nos damos cuenta de cuánto nos ayuda la gravedad en el acto sexual. El sexo implica presión. En el espacio, sin ninguna contrafuerza, terminas constantemente alejando a tu pareja de ti".
Incluso, el astrofísico Neil deGrasse Tyson, comparó las relaciones sexuales en el espacio con la tercera ley de Newton, "como se describe en este punto, con toda acción ocurre siempre una reacción igual y contraria. Es decir, si se empuja a la pareja, ésta devuelve el empuje con la misma fuerza".
El físico y astrónomo, John Millis, comparó la intimidad en el espacio como realizar el acto mientras se salta en paracaídas. Así lo afirmó en una entrevista que el tabloide The Sun. Para simplificarlo, Millis resaltó que los problemas de tener relaciones en el espacio giran en torno de caída libre y microgravedad experimentado por los astronautas
“Cada empujón o embestida lo impulsará en direcciones opuestas, incluso el toque más leve puede hacer que sea difícil mantenerse en contacto si ambas personas no están debidamente ancladas. Los astronautas tendrían que apoyarse contra la estación espacial e incluso entre ellos", subrayó.
Estudios demostraron que la ingravidez que se experimenta fuera de la Tierra provoca cambios hormonales, esto reduce la libido, y hace que los fluidos corporales como el sudor, la humedad vaginal y el semen no fluyan.