Un ensayo clínico de los investigadores de medicina bioelectrónica del Instituto Feinstein para la Investigación Médica de Northwell Health, en EEUU, logró implantar con éxito varios microchips, desarrollados con Inteligencia Artificial (IA), en el cerebro de un hombre con parálisis para vincular a su cerebro con su médula espinal.
El dispositivo que podría revolucionar la medicina, es un bypass neural en forma de puente que permite una conexión entre el cuerpo y el cerebro para restaurar el movimiento y las sensaciones.
«Esta es la primera vez que el cerebro, el cuerpo y la médula espinal se vinculan electrónicamente en un humano paralizado para restaurar el movimiento y la sensación duraderos», ha señalado Chad Bouton, profesor del Instituto y desarrollador de la tecnología.
De acuerdo al profesor Bouton, cuando el participante piensa en mover el brazo o la mano, ‘sobrecargan’ su médula espinal y estimulan su cerebro y sus músculos para ayudar a reconstruir las conexiones.
El objetivo de este ensayo clínico es desarrollar esta tecnología para brindarle a las personas que viven con parálisis «la capacidad de vivir una vida más plena e independiente», agregó el especialista.
El primer paciente en el que se probó la tecnología fue Keith Thomas de 45 años, que sufrió un accidente mientras buceaba. Keith sufrió una lesión en las vértebras de al columna, que le inmovilizó el cuerpo de la cintura hacia abajo.
En medio de su desoladora realidad, se topó con el doctor Bouton y la esperanza de poder participar en el ensayo clínico.
«Hubo un tiempo en el que no sabía si iba a vivir, o si quería, francamente. Y ahora, puedo sentir el toque de alguien sosteniendo mi mano. Es abrumador. Lo único que quiero hacer es ayudar a los demás» afirmó Thomas.
Los avances de este ensayo se dieron a conocer hace cuatro meses, después que se le realizara al paciente una cirugía en el cerebro que duró 15 horas en el Hospital Universitario de North Shore.
Los médicos habían pasaron meses ‘mapeando’ el cerebro de Thomas mediante resonancias magnéticas para ayudar a identificar las áreas responsables del movimiento del brazo y la sensación del tacto en su mano.
Al paciente le realizaron la intervención mientras estaba consciente para tener la retroalimentación en tiempo real, mientras exploraban las partes de la superficie de su cerebro.
«Debido a que teníamos las imágenes de Keith y nos hablaba durante partes de su cirugía, sabíamos exactamente dónde colocar los implantes cerebrales. Insertamos dos chips en el área responsable del movimiento y tres más en la parte del cerebro responsable del tacto y la sensación en los dedos», agregó Ashesh Mehta, profesor del Instituto de Medicina Bioelectrónica.
En el laboratorio a través de dos puertos que sobresalen de la cabeza del paciente conectaron una computadora que usa IA para leer, interpretar y traducir los pensamientos en acción.
En la práctica, cuando Thomas piensa en apretar su mano, su cerebro le envía una señal desde su implante a una computadora, que activa unas señales a los parches de electrodos que se colocan sobre la columna vertebral y los músculos de la mano.
El resultado fue que el paciente logró mover los brazos a voluntad y sentir el tacto de su hermana mientras sostiene su mano para apoyarlo. Fue la primera vez que el paciente sintió algo después del accidente.
De acuerdo a los investigadores al evolución de Thomas es favorable gracias a este desarrollo, que podría revertir parte del daño que sufrió tras el accidente.
Sin embargo, este mecanismo solo funciona mientras los participantes estén conectados a la computadora disponibles en los laboratorios.
Los investigadores tienen la esperanza de que el cerebro, el cuerpo y la médula espinal puedan comunicarse nuevamente y se formen nuevas vías gracias a la implementación del bypass.