El pasado domingo al menos 175 barcos cargados con cereales procedentes de Ucrania, no pudieron atravesar el Mar Negro debido a que Rusia anunció la suspensión del acuerdo que permitía la exportaición de cereales desde Ucrania, así lo informó la portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova.
Ucrania se encuentra entre los principales exportadores de cereales del mundo, y suministra anualmente más de 45 millones de toneladas al mercado mundial, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
El ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dmytro Kuleba, confirmó que los buques cargueros ya habían zarpado de puertos ucranianos, pero quedaron varados a medio camino debido a la retirada del acuerdo.
Por su parte, el ministro de Infraestructuras de Ucrania, Oleksandr Kubrakov, publicó en su cuenta de Twitter una foto del carguero “Ikaria Angel” que, según afirmó, tenía que zarpar ayer cargado con 40.000 toneladas de grano como parte del programa mundial de alimentos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
“Estos alimentos iban destinados a Etiopía, que está al borde de la hambruna, pero debido al bloqueo del corredor del grano por parte de Rusia, la exportación es imposible”, declaró la autoridad ucraniana.
Por su parte, desde Moscú anunciaron que suspendían su participación en el acuerdo después de acusar a Kiev de realizar un ataque masivo con drones contra su flota en el Mar Negro, lo que Ucrania calificó como falso.
En un comunicado el Ministerio de Relaciones Exteriores en Moscú dijo el sábado que "Rusia no podía garantizar la seguridad de los buques civiles de carga seca que participan en la 'Iniciativa del Mar Negro' y que suspendía su implementación a partir de hoy por un período indefinido".
El 22 de julio julio fue firmado un acuerdo bajo los auspicios de la ONU, para permitir la exportación de más de 20 millones de toneladas de grano ucraniano bloqueado en los puertos del Mar Negro, con el objetivo de aliviar la crisis alimentaria mundial.
La invasión rusa, que comenzó el 24 de febrero, ha provocado el aumento de precios de los alimentos y el combustible, así como también ha traído problemas en la cadena de suministro, como por ejemplo, las montañas de granos acumulados en silos que no se podían distribuir.