El vice primer ministro ruso, Alexánder Nóvak, advirtió este lunes que Moscú podría reducir o reorientar su producción petrolera a otros mercados, si algunos países occidentales imponen un precio límite al mismo, debido a las sanciones económicas y comerciales por el actual conflicto bélico con Ucrania.
"Rusia confirma su estatus de proveedor fiable de energía al mercado mundial y relaciones de mercado como fundamento de nuestros lazos con los socios. Por lo tanto, no tenemos previsto suministrar petróleo y productos derivados a los países que apliquen el principio del techo de precios, lo que implica una reorientación de los suministros hacia socios orientados al mercado o una reducción de la producción" confirmó a la prensa el alto funcionario de Moscú.
Según una publicación de Bloomberg del pasado viernes, los países miembros del G7 impondrían un nuevo tope de precio a los hidrocarburos rusos a partir del 23 de noviembre. Se trata de Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia y Japón.
Incluso, la agencia Reuters destaca en una nota del 4 de noviembre, que el grupo del G7 junto con Australia, decidieron establecer un precio único para la compra de petróleo ruso.
Mientras tanto, la Unión Europea (UE) aprobó en conjunto en el mes de octubre, su octavo paquete de sanciones contra Moscú, el cual reafirma la prohibición de las importaciones del crudo por vía marítima.
Se prevé que esta medida sea efectiva el 5 de diciembre de este año para el petróleo, y el 5 de febrero de 2023 para los derivados.
El pasado 12 de octubre, la secretaria del Tesoro de EE.UU, Janet Yellen, informó que un precio máximo para el petróleo ruso debería estar en un rango de 60 dólares por barril. Con esta medida, sería más que suficiente para reducir los ingresos al kremlin.
Analistas del tema aseguran que a solo dos semanas de que entren en vigor estas medidas en el continente europeo, Rusia ha perdido más del 90% de su mercado en los países del norte del bloque.
Según datos confirmados por autoridades europeas, Rusia solo ha enviado 95.000 barriles por día a Róterdam, que es el único destino europeo para envíos marítimos fuera de la cuenca del Mediterráneo.
Estos envíos son menos de los 1,2 millones de barriles por día, enviados a los puertos de la región a principios de febrero.
Sin embargo, tres cuartas partes del crudo cargado en los puertos bálticos de Rusia se dirigen a otros mercados de Asia y refinerías indias, que aprovechan esta coyuntura política, y un periódo de gracia otorgado por EEUU y el Reino Unido.
Esto les da la oportunidad a las empresas de comprar petróleo ruso sin repercusiones de sanciones, siempre y cuando los pedidos se carguen antes de que la prohibición entre en vigencia el 5 de diciembre, y con entrega antes del 19 de enero.
Los cargamentos comprados a precios por encima de ese nivel, perderían acceso a los barcos, seguros y otros servicios europeos y del Reino Unido.