Rusia -que tiene una comunidad musulmana de unas 25 millones de personas- lanzó oficialmente su ingreso a la banca islámica.
«Este respaldo innovador promete un enfoque financiero integrado, que armonizará la cultura y la economía», reseñaron los medios locales y las agencias se hicieron eco.
Apunta la información que se trata de un programa piloto de dos años que espera evaluar la «viabilidad» de este sistema. El programa se implantó en las repúblicas de Tartaristán, Baskortostán, Chechenia y Daguestán, todas de mayoría musulmana y con experiencia en este tipo de finanzas.
Si tiene éxito, este sistema se pondrá en marcha en todo el país, que ya contaba con instituciones financieras islámicas aunque nunca habían gozado de respaldo oficial.
La adopción de este sistema se discute desde la crisis financiera de 2008 y, especialmente, tras la anexión de Crimea en 2014, cuando las entidades rusas comenzaron a notar los efectos de las sanciones occidentales. Entonces, la Asociación de Bancos Rusos se propuso integrar las instituciones financieras islámicas dentro de un comité del Banco Central que regulara la actividad de los bancos de la sharia.
Banca no occidental
Cabe destacar que la banca islámica opera bajo los preceptos de la sharia, que prohíbe específicamente la usura y la especulación.
La banca islámica -a diferencia de los sistemas occidentales que se basan en la deuda y en donde el cliente asume todo el riesgo y la responsabilidad de las transacciones- lo hace en activos con ganancias y riesgos compartidos entre el banco y el cliente a modo de asociación.
Por ejemplo, una entidad puede prestar dinero a un negocio, pero lo que devolverá este será parte de sus ganancias, a modo de asociación. Si ese negocio cayera en bancarrota o no generara ganancias, el banco no obtendría ningún beneficio. En el caso de una hipoteca, la institución pone todo el capital y el cliente pagará una parte como precio de la vivienda y otra como servicio de arrendamiento.
Estas entidades suelen evitar negocios asociados a burbujas económicas en los que abundan las prácticas especulativas, y tienen como objetivo impulsar el crecimiento del país y sus ciudadanos. No obstante, en la práctica son tremendamente conservadoras y aprueban un porcentaje bajo de las operaciones.
En Europa existen varias entidades financieras islámicas y los grandes bancos ofrecen ciertos productos respetuosos con la sharia. Según los cálculos de los expertos, este sistema tiene una tasa de crecimiento de 40% y se espera que alcance un valor de 7,7 billones de dólares en 2025.
