Aya, la llamada «bebé milagrosa», rescatada entre los escombros tras el potente terremoto del lunes en Siria, evoluciona de manera satisfactoria a los tratamientos médicos en un hospital en la ciudad Afrin, en el norte del país arabe.
Cuando el equipo de rescate y salvamento llegó a un edificio colapsado, encontraron a la bebé aún atada a su madre fallecida a través del cordón umbilical. Según la primera minuta de los rescatistas, las extremidades de la bebé estaban azules, tenía cortes en todo el cuerpo y estaba cubierta de polvo.
“Si no la hubieran encontrado a tiempo, la bebé habría muerto en una hora”, afirmó el médico Hani Marouf, sobre Aya, la paciente más joven del centro hospitalario.
Nombrada así por el personal médico de guardia, Aya es la única de su núcleo familiar que sobrevivió al potente terremoto de magnitud 7,8 en la escala Richter que arrasó la localidad de Jindires, en la provincia de Alepo.
El movimiento telúrico mató a sus padres y a sus cuatro hermanos, además de destruir su casa de cuatro pisos. Minutos después, una vecina alertó a los rescatistas sobre una recién nacida entre los escombros.
Marouf resalta que a pesar que Aya tiene las costillas rotas, ha evolucionado de manera positiva a todo el tratamiento suministrado hasta los momentos.
En el video del rescate de la bebé se oyen gritos desesperados pidiendo una manta para cubrirla. Esta es una de las historias de dolor y esperanza que dejó el terremoto que afectó a este país y Turquía.
Según cifras oficiales, el nuevo balance de muertos en Siria supera las 2.600 personas. Mientras que en Turquía los fallecidos ya suman más de 8.200.