Representantes de varios sindicatos británicos informaron este lunes sentirse decepcionados por la falta de interés por parte del Gobierno de Rishi Sunak, para debatir mejoras salariales en plena crisis inflacionaria en el Reino Unido.
Ante la creciente convulsión social, miles de trabajadores del sector salud iniciaron hoy su huelga más grande registrada hasta la fecha en los 75 años del servicio británico de salud (NHS), cuando decenas de enfermeras y conductores de ambulancias paralizaron sus actividades.
Stephen Powis, director médico del NHS, afirmó que esta semana será probablemente la más perturbadora en la historia del organismo.
Con una inflación que roza el 11%, el país europeo se ha visto sacudido desde hace meses de múltiples huelgas sin precedentes de varios sectores estratégicos, incluidos funcionarios públicos, quienes exigen sueldos acordes a la situación económica.
Ejemplo de esta situación, son los sueldos percibidos por las enfermeras, quienes denuncian que mermó un 20% en términos reales desde 2010, debido a aumentos inferiores a la inflación.
Actualmente uno de cada cuatro hospitales en Inglaterra creó bancos de alimentos para su personal, ya que un alto porcentaje de este gremio no se alimentaban regularmente.
Mientras tanto, las autoridades británicas recalcan que el aumento solicitado por el sector salud provocaría un aumento de todos los servicios, lo que podría desencadenar en más inflación.
A través de una publicación en la red social Twitter, el sindicato Real Colegio de Enfermería (RCN), le solicitó al primer ministro, una oferta salarial justa para así finalizar la huelga.
El gobierno británico ha adoptado un tono firme, rechazando hasta ahora, todas las peticiones de mejoras salariales de los huelguistas. Incluso, adoptó un plan para que personal del Ejército pueda suplir puestos claves mientras que dure esta convocatoria.
Ante esta situación, el número 10 de Downing Street anunció a mediados de enero, un proyecto de ley para instaurar servicios mínimos en sectores como la sanidad, los bomberos, el personal de ambulancias y los trabajadores ferroviarios.
Alrededor de 500.000 trabajadores, muchos del sector público, han estado organizando huelgas desde el mes de diciembre, todos con un mismo fin: mejores sueldos por encima de la inflación.