Desde hace una década, Cuba impulsa al rimo musical “son” como bien intangible de la isla y espera su aprobación como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad ya que es uno de los géneros más influyentes de la música latinoamericana (la salsa es uno de sus derivados).
El máximo impulsor de este género -que fusiona elementos africanos con españoles- es Adalberto Álvarez. Cada 08 de mayo la isla sale a bailar y gozar el Día Nacional del Son.
Otros grandes exponentes fueron Miguel Matamoros y Miguelito Cuní.
Este año los isleños festejarán en el Pabellón Cuba, en la Rampa habanera y homenajearán a César Pedroso -integrante de Los Van Van- y al maestro Ignacio Piñeiro, en el 135 aniversario de su natalicio.
Algunos aseguran que este ritmo nació en la región más oriental del territorio -Santiago de Cuba- a finales del siglo XIX. Existen testimonios de sones cubanos del siglo XVI, como el Son de la Má Teodora, posiblemente de 1562, interpretado por dos hermanas dominicanas, Micaela y Teodora Ginés.
Aunque Alejo Carpentier, Emilio Grenet y Cristóbal Díaz Ayala sostienen la teoría del “origen oriental”, Argeliers León no la menciona en su obra fundamental “Del Canto y del Tiempo”, ni María Teresa Linares en “ La música entre Cuba y España.”
Más allá del origen preciso, podemos extraer que surgió en el oriente de Cuba una fusión musical de guitarras españolas y tambores africanos, que dio origen al vibrante y rítmico género del son cubano.
La palabra Son también se ha usado en otros estilos musicales de países de habla hispana. Por ejemplo, en México el Son jarocho de Veracruz y el Son huasteco de la Sierra Huasteca constituyen géneros musicales diferentes y no están relacionados con el son cubano.