Los proyectos aeroespaciales toman relevancia en Europa y desde el centro espacial Esrange, uno de los más septentrionales del mundo, se preparan para lanzar el primer satélite desde el continente europeo.
Gracias a los avances tecnológicos, la Agencia Espacial Europea (ESA) tiene la vista puesta en nuevos planetas y galaxias, para impulsar una nueva carrera espacial que nada tiene que ver con la que se inició hacia 1955 entre Estados Unidos y la extinta Unión Soviética.
El centro espacial Esrange fue inaugurado por la ESA en 1966 para estudiar la atmósfera terrestre y las auroras boreales, pero en los últimos años se realizó una fuerte inversión para el lanzamiento de cohetes espaciales.
Esta ampliación incluye un hangar capaz de albergar el ensamblaje de dos cohetes de 30 metros, según lo dio a conocer el jefe del proyecto “Nuevo Esrange”, Philip Påhlsson.
Actualmente, al pie de la colina Radar Hill, ubicada a 200 km del círculo polar, se observan a cientos de obreros y maquinaria pesada trabajando en la construcción de tres nuevas plataformas de lanzamiento.
“Aquí es donde se lanzarán los satélites a partir del próximo año”, asegura Påhlsson, con cierto orgullo. A su juicio, es el paso más grande desde la creación de Esrange.
Desde este rincón del norte de Suecia se han lanzado 600 cohetes suborbitales, incluido el Suborbital Express 3. Estos cohetes son capaces de alcanzar el espacio con altitudes de 260 kilómetros, aunque no pueden ponerse en órbita alrededor de la Tierra.
No obstante, con el lanzamiento de un satélite, Esrange formará parte de la familia de los centros espaciales como Baikonur en Kazajistán, Kourou en Guyana Francesa o Cabo Cañaveral en Florida.
Se prevé que dentro de las pruebas que realizará la ESA están los cohetes que pueden volar a una altitud estimada antes de realizar un descenso controlado.
Al preguntarle el por qué del auge espacial en el continente, Påhlsson respondió: “en el año 2021, fue un récord de lanzamientos de satélites por empresas privadas, lo que podría aumentar en los próximos años”.
“Los satélites son más pequeños y baratos y, en vez de enviar uno grande se puede dividir en varios más pequeños y eso impulsa la demanda”, aseguró el jefe del proyecto “Nuevo Esrange”.
Påhlsson destaca que el centro espacial Esrange, evitará a los clientes europeos el largo y costoso transporte marítimo de satélites a otras latitudes.
