Hace un par de días el huracán Ian golpeó sin piedad a Florida en Estados Unidos, y aunque muchos pensaban que el país norteamericano estaba preparado, los estragos no fueron pocos.
Más de 20 cadáveres han sido encontrados flotando en el agua que aún no da tregua en algunos espacios, esta cifra se suma a otros 25 fallecidos, 2,5 millones de hogares y negocios se quedaron sin electricidad, y las imágenes son dantescas: botes apilados, casas flotando, carreteras destruídas, puentes tragados por el agua, y mucha tristeza en los rostros de quienes el clima les arrebató todo.
El presidente de Estados Unidos, tuvo que declarar zona de desastre tras su paso, para sí enviar ayuda federal al estado y apoyar los esfuerzos de recuperación en las áreas afectadas, y ayuda a las víctimas.
Ian fue grande, pero fue poco lo que hizo si se compara con Katrina, el más devastador de la historia moderna en el continente americano, que mató a 1.833 personas con lluvias y vientos de 280 km/h que azotaron sin misericordia a Nueva Orleans, o como Félix, que mató a 133 personas y dejó 16 mil damnificados en Sandy Bay, Nicaragua.
Sin embargo, incluso el monstruo de Katrina podría quedarse corto en los próximos años. El calentamiento global es un hecho, y los científicos señalan con insistencia lo que viene: huracanes cada vez más fuertes y húmedos… y no en décadas, sino en los próximos años.
Las Actas de la Academia Nacional de Ciencias acaba de publicar un documento, en el que se insiste en que la formación de este fenómeno climático se hace cada vez más grande y frecuente, multiplicándose en sitios poco frecuentes.
Investigadores de la Universidad de Madison-Wisconsin y del Centro Nacional de Información Ambiental de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, aseguran que las temperaturas están alterando la letalidad de los vientos, conclusión a la que llegaron tras analizar imágenes de huracanes de casi 40 años, como cita el medio Infobae.
James Kossin, científico de la NOAA en UW-Madison, coincidió con este planteamiento durante un proyecto realizado en 2013, que él mismo calificó como “no concluyente” en ese momento, pero sí un llamado para poner la lupa en el tema, como lo hizo posteriormente.
Pero el hecho de que los huracanes se fortalecerán, no es el único problema, otros estudios señalan que ahora se mueven más lento, por lo que permanecen por más tiempo en la tierra, y ocasionan más inundaciones fatales.
Además, no solo se mueven del sur al norte, sino de norte a sur, tomando contacto con zonas costeras que en años anteriores estaban exentas de este fenómeno climático.
“Nuestros resultados muestran que estas tormentas se han vuelto más fuertes a nivel global y regional, lo cual es consistente con las expectativas de cómo los huracanes responden a un mundo que se calienta”, dijo Kossin.
Sin embargo el científico insiste en que no es del todo correcto decir que la acción humana es la absoluta responsable de este hecho, que si pesa, pero no se tiene claro en qué medida.
Lo que viene
Ian sigue andando. Aunque fue degradado a tormenta tropical, sigue su fatal recorrido por Estados Unidos, y es posible que alcance Canadá, lo que resulta consistente con los estudios de los científicos, al enfatizar la ralentización de los recorridos de los huracanes.
Ya pisó las Carolinas y dejó a su paso grandes inundaciones; se espera que la tarde de este sábado continúe su camino por Carolina del Norte, pasando por pueblos como Gretna, Danville, Martinsville, Eden, Madison, para seguir su camino hacía Virginia.
Detrás de este viene la tormenta tropical Orlene, que se prevé se convierta en las próximas horas en huracán categoría 1 (la más baja de todas). Se ubica a 340 km al suroeste de Manzanillo, Colima y a 360 km al sur-suroeste de Cabo Corrientes, Jalisco, y azotará las costas mexicanas.
“Se pronostica viento con rachas de 60 a 70 km/h y oleaje de 2 a 4 metros de altura en costas de Nayarit y Jalisco, así como rachas de 40 a 50 km/h y oleaje de 1 a 2 metros de altura en costas de Colima y Sinaloa (sur)” informó el ente.