The New York Times: agresiones sexuales en el Darién alcanzan niveles solo vistos en tiempos de guerra

En un oscuro y desgarrador episodio de la crisis migratoria global, una niña venezolana de tan solo ocho años de edad, tras una noche de sueño agitado, se vio envuelta en una pesadilla aún peor en la Región del Darién, entre Colombia y Panamá.

Según relata su madre a The New York Times, la pequeña lamentaba en sus sueños la presencia de hombres que intentaban acabar con su vida.

Días atrás, la familia se había aventurado en la densa selva del Darién, convertida en una de las rutas migratorias más transitadas del mundo en los últimos tres años. Después de sortear montañas y atravesar ríos en su intento por llegar a Estados Unidos, el grupo fue interceptado por seis hombres encapuchados y armados que profirieron amenazas mientras exigían a las mujeres que se desnudaran, tocándolas de forma inapropiada en busca de dinero.

Los hijos, hermanos y esposos fueron obligados a presenciar la degradante escena. Posteriormente, los agresores se dirigieron a la niña y, según relata su madre, le ordenaron que se desnudara también para ser registrada.

Si bien los asaltos, robos y violaciones han sido un riesgo constante en los viajes de migrantes en todo el mundo, las organizaciones humanitarias que operan en la Región del Darién reportan un aumento extraordinario de estos ataques en los últimos seis meses, con una intensidad y frecuencia poco comunes fuera de las zonas de conflicto.

Casi todos los ataques, según afirman estas organizaciones, ocurren en el lado panameño de la selva. Médicos Sin Fronteras y Unicef, con una vasta experiencia en conflictos, describen los ataques como organizados y excepcionalmente crueles, con agresores que golpean a las víctimas, les quitan alimentos e incluso la leche materna, dejando a las personas heridas y hambrientas en medio de la selva, señala el medio estadounidense.

Los ataques a menudo involucran casos donde decenas de mujeres son violadas en un solo incidente. En enero y febrero, Médicos Sin Fronteras registró 328 denuncias de violencia sexual, superando las 676 de todo el año anterior. En una sola semana de febrero de este año, se reportaron 113 casos.

El nivel de brutalidad de estos ataques ha sido descrito como extremo por Luis Eguiluz, director de Médicos Sin Fronteras en Colombia y Panamá.

A pesar de las acusaciones de las organizaciones humanitarias, las autoridades panameñas han rechazado repetidamente las denuncias, insistiendo en que la violencia sexual en la ruta migratoria ha disminuido. Sin embargo, datos oficiales muestran que en 2023 se abrieron 17 casos por agresiones sexuales en el lado panameño de la selva, y 14 en lo que va de este año, relata The New York Times.

La situación se agrava aún más con la sospecha de que la policía fronteriza de Panamá, encargada de la seguridad en la selva, no está protegiendo a los migrantes y está permitiendo que los agresores cometan delitos con impunidad, denunció el diario estadounidense.

La violencia en la selva del Darién no solo afecta a los migrantes, sino también a las comunidades indígenas que habitan la región. Líderes indígenas han instado a las autoridades a investigar los casos y a reforzar la protección de los migrantes.

En medio de llamamientos para detener el flujo de personas y la creciente frustración por el impacto económico y medioambiental de la migración en Panamá, la crisis en la Región del Darién parece estar lejos de resolverse, dejando a su paso un rastro de terror y desesperación para quienes buscan una vida mejor al otro lado de la frontera.

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