Este sábado se realizaron el Italia centenares de manifestaciones en ocasión del Día Internacional de repudio a la violencia contra las mujeres, para recordar el asesinato de la joven Giulia Cecchettin, que fue asesinada por su novio por querer graduarse antes que él
La joven de 22 años debía retirar su título de ingeniero en informática en la Universidad de Padua y su novio, Fillppo Turetta, le exigió que no lo hiciera, por lo que la secuestró, y huyó con ella.
Turetta asesinó con veinte puñaladas a Giulia, escondió su cadáver y escapó a Alemania donde fue rápidamente capturado y devuelto a Italia en un vuelo militar especial.
Tres días después del secuentro, cuando el captor era buscado en el norte veneciano, las cámaras de un establecimiento industrial mostraron a Giulia que intentaba huir y a su novio que la golpeaba. En ese momento un guardia del local llamó a la policía.
Se presume que Filippo mató a su novia, la llevó después hasta una zona boscosa y dejó escondido su cuerpo. La búsqueda parecía muy dificil, pero un perro policial logró olfatearla y llevó a los funcionarios hasta el lugar donde se encontraba el cuerpo.
«He matado a mi novia» dijo Turetta cuando fue capturado.
Este trágico episodio se suma a los 107 feminicidios que han ocurrido en Italia este año, lo que representa una escalada en los crimenes por violencia masculina sin precedentes.
Giulia le había comentado a su hermana que estaba harta de la relación pero que no quería romper con Turetta porque temía «que se hiciera mal», como al parecer amenazó.
Sin embargo, Italia está indignada por la razón del crimen, que era impedir que esta semana Giulia retirara su título doctoral en ingeniería informática, ya que el homicida estaba a dos años de graduarse, y si ella lo hacía primero se iba a sentir disminuido.
Ese crimen despertó la indignación en la población italiana y ha generado movilizaciones multitudinarias y distintos homenajes a Giulia, por parte de Universidades, colegios y escuelas.
En las universidades y colegios millones de jóvenes golpearon sus pupitres, y en las movilizaciones, hombres y mujeres hicieron sonar sus llaves en señal de protesta para decir basta a la violencia.
«Cada mujer asesinada porque es culpable de ser libre es una aberración intolerable pero me lleva a proseguir en el camino para frenar esta barbarie», dijo la premier Giorgia Meloni.