Una experta nos da las técnicas para disfrutar más las fiestas de fin de año

La psicóloga Cecilia Taburet nos muestra un dilema que pudiera interpelarnos en estas fechas decembrinas. ¿A qué nos exponemos en las fiestas de fin de año? o ¿hasta que punto son una celebración?.

Aquí van algunas pautas para respetar más nuestro propio deseo y menos los mandatos.

Culturalmente la época decembrina es un momento de reflexión en el que se renuevan las esperanzas en relación al porvenir del venidero año.

Esto acarrea muchas expectativas y cuando esa brecha entre el ideal y realidad es muy amplia, genera sentimientos de desilusión y abatimiento en torno a la expectativa de lo que vendrá.

Este panorama puede resolverse dejando al lado el «tengo que resolver», lo que da paso al planteo de preguntas, como: ¿Qué quiero cambiar o mejorar para el próximo año?.

En todo caso, debemos destacar que se debe tratar de un proyecto realista y que, en muchos casos, lleva un proceso, un tiempo y una dedicación.

Es por ello que debemos jerarquizar, o darles un orden prioritario a los proyectos y la planificación a corto plazo, siempre pensando que será imposible cumplir con todos los puntos que agendamos.

También será importante ser consciente de que la época convoca a finalizar tareas pero que no se puede aspirar a resolver todo. Si bien puede ayudar hacer algunos cierres, también es vital mantener la calma y comprender que más allá del «hacer», se encuentra el «ser».

Estar en la encrucijada que significa elegir entre lo que «debo hacer» y lo que «deseo hacer» puede requerir ciertas exigencias que se tornan inalcanzables, en cambio, el «ser» está conectado con los deseos intrínsecos y el bienestar singular.

Por ejemplo, es común ver que en las fiestas navideñas se observa el dilema de «tengo que reunirme con mi prima pero no la aguanto», o en su defecto, tolerar las preguntas incómodas, como ¿para cuándo la pareja? o ¿para cuándo los hijos?.

Muchas familias para hacer honor a la «tradición» se reunen con parientes que no tienen vínculo o conexión cercana y ese día, que tendría que ser especial, se convierte en todo lo contrario.

Es por ello que animarse a poner un freno y decir «no quiero» es un gran desafío que te brindará alivio y aplacará el malestar previo de las fiestas navideñas.

Sin embargo, será beneficioso mantener algunas tradiciones como armar el pesebre o el arbolito, decorar la casa, degustar los platos navideños, pero sin perder el eje de con quién deseamos pasar la Nochebuena.

Algunas de las preguntas que más se formularán en estas fechas, serán: ¿con quién decido pasar las fiestas?, ¿soy consciente de que necesito una pausa para descansar?, ¿tengo que hacer todo por obligación?.

Lo cierto es que en esta época no siempre reina la armonia en los vínvulos familiares, es por ello que ser conscientes de esa complejidad es una oportunidad para ser coherentes con lo que sentimos y actuar en consecuencia a lo vivido.

Entonces, ¿por qué pasar estas fechas con los amigos?, ¿por qué no decidir darle la bienvenida al nuevo año con personas que suman y que son parte del día a día?.

Hacer de estas fiestas algo especial es un gran desafío, pero dejemos de lado los ideales y las imposiciones que nos alejan de nosotros mismos.

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