Durante años, los países latinoamericanos han querido dar fuerza y crear un punto de partida para la sensibilización de la donación de órganos y tejidos, considerando que la sociedad, las donaciones, la extracción y el trasplante son los cuatro factores que permiten que algunas personas reciban una nueva oportunidad de vivir.
En este sentido, se ha decretado el 27 de febrero como el Día Mundial del Trasplante, para promover una cultura de donación como un acto altruista que salva vidas.
Sin embargo, la tarea de crear una cultura real en el hecho de donar órganos no ha sido la más fácil; organizaciones e instituciones han sumado esfuerzos para profundizar la información con los donantes vivos, legislación, distribución, moralidad, turismo y comercio de trasplante y hasta temas de carácter religioso, sin obtener una unificación de criterios y menos aún, resultados de gran impacto.
En la actualidad, la Organización Mundial de la Salud ( OMS), defiende la idea de que la donación de órganos y tejidos tiene una gran trascendencia sanitaria, social y científica. En lo sanitario, porque permiten que miles de personas puedan seguir vivas y que otras lo hagan en mejores condiciones.
En lo social, porque la donación es un instrumento de solidaridad y de cohesión social, es decir, que quien dona lo hace desinteresadamente y cualquier persona sin importar su condición social, puede verse beneficiado por igual.
En lo científico, porque los trasplantes son un factor de desarrollo técnico que no solamente se circunscribe al progreso de esas terapéuticas, sino que hacen posible que los conocimientos que se adquieren repercutan en beneficio de otras patologías.
Convertirse en un donante de órganos puede hacer una gran diferencia y no sólo para una persona. Al asumir la decisión de convertirse en donante, hay familias que aseguran que saber que su ser querido ayudó a salvar o mejorar otras vidas les permitió sobrellevar la pérdida, es decir se convierte en una cadena de ayuda.
En la región americana, México tiene la tasa de donación de órganos de pacientes vivos más alta de Latinoamérica 16.1 por millón de personas (pmp), Argentina y Brasil encabezan los registros oficiales de donación de órganos cadavéricos. Esto se basa en los programas y políticas de sus sistemas sanitarios.
Al comparar estas cifras con las de otros países del mundo, España quizás sea el mejor ejemplo: tiene una tasa de donación de órganos cadavéricos de 35.3 pmp, y de 8.6 pmp en el caso de trasplantes con órganos de donadores vivos.
Asimismo, es importante considerar ser donante de órganos si se pertenece a una minoría étnica. Las minorías, como los afroamericanos, asiáticos e isleños del Pacífico, nativos americanos e hispanos, son más propensos que los caucásicos a tener ciertas afecciones crónicas que afectan los riñones, el corazón, los pulmones, el páncreas y el hígado.
Cabe destacar, que hoy en día los trasplantes constituyen una técnica médica muy desarrollada que logra magníficos resultados para los receptores.
De igual manera, es importante reconocer como sociedad que cada día hay más personas que necesitan ser trasplantadas para seguir viviendo. Aproximadamente el 10% de los receptores fallecen mientras esperan recibir un órgano.
Es allí donde el hecho de la donación como cultura debe tomar fuerza y convertirse en un vértice importante dentro de los valores; más que un acto de solidaridad, el trasplante es la única solución para evitar la muerte o para llevar una mejor calidad de vida.
España es el país con mayor tasa de donación de todo el mundo. Las donaciones se realizan siempre de forma altruista y todo el proceso es cubierto, desde el punto de vista económico, por el Sistema Nacional de Salud.
Mientras que Estados Unidos aún no alcanza una receptiva tasa de donaciones, por la falta de cultura sobre los procesos.
En Latinoamérica, países como Argentina dan un paso al frente y sirven de modelo ante la concientización del acto donativo. Se espera que a medida que avancen los años se logre impactar positivamente en el hecho de dar vida a través de trasplantes.
