Rosa Edelmira Pindo Mulla, una testigo de Jehová residente en España, demandó ante el tribunal de Estrasburgo al Estado español porque tras una operación complicada, recibió una transfusión de sangre en un hospital madrileño que le salvó la vida pero fue en contra de su voluntad.
La mujer -de 53 años- exige que España sea demandada por violar su derecho a la intimidad y a la libertad religiosa.
Para el abogado de Pindo, Petr Muzny, el objetivo es demostrar que su clienta formalizó previamente de forma clara e «inequívoca» su rechazo total a cualquier transfusión de sangre o de sus diferentes componentes por razones religiosas, además del tratamiento.
Analistas consideran que en este caso, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dictaminará en unos meses.
Los hechos remontan al 6 de junio de 2018, cuando la ciudadana de origen ecuatoriano ingresó en el hospital de Soria, su ciudad de residencia, para una operación pero al día siguiente a causa de una hemorragia fue trasladada al de La Paz, en Madrid.
Al ser informados de que era testigo de Jehová, los anestesistas contactaron con el juez de guardia que, sin conocer ni la identidad de la paciente ni sus voluntades precisas, autorizó cualquier intervención que fuera necesaria para salvarle la vida.
Antes de la audiencia de esta mañana, Muzny explicó que desde su conversión a los testigos de Jehová en 2001, su clienta había redactado un documento, que siempre llevaba consigo, en el que rechazaba cualquier transfusión «incluso si los sanitarios sintieran que era necesaria para salvar (su) vida».
El abogado recordó que el Tribunal de Estrasburgo ya estableció en otro caso referido a testigos de Jehová en Rusia que «los pacientes tienen que tener el derecho de elegir de acuerdo con sus propios puntos de vista y valores por irracionales, insensatas o imprudentes que puedan parecer a los demás».
Es decir, que en el caso de esta mujer, ni las autoridades ni los médicos podían imponer un tratamiento contra su voluntad.
Sobre la compensación que espera, Muzny respondió que Pindo «quiere que su penosa experiencia sirva como precedente para que ningún paciente competente en Europa tenga que enfrentarse a la fuerza a un tratamiento contra el que se ha manifestado tanto de forma oral como escrita».
