El premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, se convirtió en el primer autor hispanoparlante que -sin haber escrito en francés- ingresó a la Academia Francesa tras una solemne ceremonia de acogida en el Anfiteatro del Instituto Francés, en París.
La centenaria institución decidió romper sus propias reglas (sólo los autores de máximo 75 podían presentarse como candidatos y él tiene 86) y distinguirlo como una suerte de emblema del “profundo vínculo de identidad entre Francia y su literatura”.
En su discurso dijo que la vida debería ser como en los libros: “plena libertad en todo y para todos, aunque los libros permiten algunos excesos que, en la vida, serían inadmisibles”.
El escritor peruano enfatizó en la necesidad de continuar la lucha, hasta que el mundo se asemeje al mundo de la literatura, aunque sólo sea en el reino de la libertad. “Este es un ideal realista y alcanzable, siempre que lo tengamos en mente y trabajemos en ello”, remató.
Agradeció a Francia la “paradoja” de ayudarlo a sentirse un escritor peruano y latinoamericano: “Gracias a Francia descubrí la otra cara de América Latina, los problemas comunes a todos sus países, la horrible herencia de los golpes militares y del subdesarrollo, la guerrilla y los sueños compartidos de liberación”, dijo.
Entre los invitados hubo personalidades de la cultura de Francia, su familia -entre ellos su ex esposa Patricia- e incluso el rey emérito español Juan Carlos I y su hija, la infanta Cristina, entre otros.
El sillón que ocupará es el número 18, que dejó vacante el filósofo Michel Serres en 2019.
No es un dato menor que la elección fue criticada no sólo por el idioma de su obra, sino por sus posiciones políticas muy cercanas a la extrema derecha.
Entre las distinciones obtenidas por Vargas LLosa están el Premio Nobel, el Cervantes, el Príncipe de Asturias de las Letras, el Biblioteca Breve, el Rómulo Gallegos y el Planeta.