Para toda una generación aún se mantiene intacto el recuerdo de aquellos teléfonos móviles de tecnología analógica que solo realizaban llamadas y enviaban mensajes, pero cumplían su función: comunicarse.
Con el paso del tiempo y la vorágine tecnológica la carrera de los móviles alcanzó niveles inimaginables, ahora no solo puedes comunicarte, sino que realizas desde transferencias bancarias hasta transmisiones en vivo.
La realidad actual indica la exigencia de estar hiperconectado, por lo que el teléfono se convirtió en el amo y llevó al propietario, a ser su esclavo. Este fenómeno se denomina nomofobia y se manifiesta cuando el teléfono genera los mismos efectos que una droga, es decir, un fuerte placer.
Ante el hartazgo de un ciclo, empieza la reversa. Actualmente, un gran movimiento de personas está retornando a los «teléfonos tontos».
En EEUU, el epicentro de la tecnología, se está abriendo paso un movimiento contracultura que abandona voluntariamente esta necesidad de conexión y apela a lo simple, a los dispositivos que fueron creados únicamente para hablar.
“Necesitaba tiempo para mí”, explica el escritor Jesús Terrés, tras hacer pública en redes sociales su intención de pasar por una dieta «detox» de teléfonos inteligentes.
Aunque Terrés no abandonó por completo su smartphone, lo usa en la semana y los fines de semana se desconecta y apela al «teléfono tonto» mientras pasa el tiempo con su familia. “No me llama ni Cristo”, reconoció.
Aunque no niega que en ocasiones le hace falta Google Maps, no se arrepiente de abandonar, así sea por dos días, la esclavitud de las redes.
Este camino para la desconexión no es fácil. Sergio Barranco, un profesor de música en el conservatorio de San Sebastián, ha confesado resistir por muchos años la presión de la tecnología pero decidió sucumbir al encanto de un «smartphone».
“Mi entorno se alegró de mi cambio, ahora ya no tenían que comunicarse conmigo de forma específica vía SMS o llamada; era mucho más cómodo para ellos» afirmó Barranco.
Con resignación señaló que la cosa no es sencilla «una vez que te metes en el mundo del WhatsApp».
La empresa de telecomunicaciones Nokia, advirtió que los teléfonos básicos no tienen un perfil cerrado de cliente. «Estamos viendo que los teléfonos básicos resuenan con múltiples demografías y generaciones», explicó a EL PAÍS Lars Silberbauer, director de marketing de Nokia.
Silberbauer aseguró que los jóvenes están dando un paso atrás en el mercado de los teléfonos móviles y miran con buenos ojos los teléfonos básicos.
La empresa suiza Punkt, que se especializa en la elaboración de teléfonos «simples»confirmó un incremento en sus ventas, en especial entre el público joven.
“Ha habido un incremento de ventas superior al 30 % en 2022 en comparación con el año anterior”, explicó Adam Thomas, responsable de prensa de la marca.
La empresa Counterpoint Research confirmó que se aproxima el tiempo dorado para los «teléfonos tontos» y aseguró que solo en los EEUU esperan vender 2,8 millones de ellos en 2023.
Debemos recordar que una de las ventajas de estos teléfonos es que eran casi indestructibles, de hecho es famoso un video en YouTube en el que aparece un Nokia 3310, al que someten a todo tipo de torturas y sale incólume de la prueba.
Además, a falta de pantallas táctiles a color y procesadores muy complejos, estos teléfonos tienen una batería que puede durar varios días.
Por otro lado, estos equipos son menos susceptibles de ser víctimas de ciberataques, un asunto no menor para quienes estén preocupados por su privacidad.
