Yulimar Rojas consiguió una pieza faltante en su colección imponente de medallas, títulos y récords. La nueva condecoración luce como una adición modesta.
Pero la propia venezolana ha dicho que se toma en serio todas las competiciones en las que participa. Y está claro que disfrutó la victoria del miércoles en San Salvador
Rojas, ganó el miércoles el oro en el salto triple, con récord de los Juegos Centroamericanos y del Caribe.
“Ha sido una linda noche aquí en El Salvador”, manifestó la deportista, arropada en la bandera de su país y con el cabello teñido con los colores del arcoíris. “Creo que he cumplido conmigo misma, sigo manteniendo mi sueño en alto y dejando huella en cada sitio donde compito”.
La campeona olímpica y mundial vigente, poseedora del récord del mundo y máxima figura del atletismo latinoamericano en la actualidad jamás había obtenido una presea en estas justas. La única experiencia anterior de Rojas se remontaba a 2014, en el estado mexicano de Veracruz, donde ocupó el cuarto sitio.
“Fue en Jalapa”, rememoró en referencia a la capital de ese estado del Golfo de México, donde se realizaron las pruebas de atletismo. “Recuerdo que salí llorando de la competencia, salí llorando porque estaba frustrada. No sé, era una niña y no entendía un poco el tema de la competencia… Tuve que fallar en ese momento y me sentí apenada conmigo, con con mi país”.
Parecería que aquello ocurrió hace siglos. Esta Yulimar es otra y muy pronto cumplió con la tarea pendiente.
Desde su primer intento, tomó una delantera brutal, con un salto de 15,16 metros, que le dio la clasificación al Mundial de este año en Budapest y a los Juegos Olímpicos de 2024 en París.
“¡Sí, ya ni me acordaba!” exclamó, en referencia a un logro que para ella parece un trámite pero que es la conquista de toda una vida para muchos deportistas. “Ya estamos en París, oficialmente”.
La saltadora de Puerto La Cruz trituró el récord de 14,92 que estableció la colombiana Catherine Ibargüen como local, hace cinco años en Barranquilla.
Sin exigirse demasiado o quizás buscando una marca superior, incurrió en infracciones en su segundo, tercer y cuarto intento. Registró 15,02 en el penúltimo y tuvo otro salto nulo para cerrar.
“Siempre lo busco algo más”, explicó. “La verdad yo creo que he estado recuperándome a mí misma, volviendo otra vez a encontrar mis sensaciones. Y estuvo bien, conquisté una medalla que me va a gustar e hice un récord centroamericano, que eran dos cosas que no había cumplido”.
La plata y el bronce quedaron en las arcas cubanas, con Leyanis Pérez y LIadagmis Povea, quienes lograron distancias respectivas de 14,98 y 14,85 metros.
La búsqueda de la medalla faltante en la vitrina fue un motivo por el cual la venezolana se decidió a comparecer en San Salvador. El otro era comenzar el ciclo de competiciones hacia la cita olímpica del año próximo en París, durante un año atípico y cargado de actividad, en el que también buscará revalidar el oro de los Juegos Panamericanos y del Mundial de atletismo, además de los habituales compromisos en en la Liga de Diamante.
El objetivo preparatorio y competitivo se cumplió, con un dominio arrollador. de Rojas, quien recién el domingo pasado había conquistado la Liga Iberdrola en Madrid, con la mejor marca mundial en lo que va del año, de 14,96 metros.
“Dentro de unos días creo que voy a estar en la de Polonia, Grecia va a ser mi cuarta competencia y mi segunda en la Diamond League. Vamos a ver… Esta nueva temporada apenas comienza”, refirió. “Va a ser larga. Quedan los Juegos Panamericanos, queda al Campeonato del Mundo de Budapest, que es mi competencia fundamental, queda el final de la Liga”.
San Salvador luce así como el punto de partida para proezas mayores.
“Pero además ésta era una de las competencias importantes para la preparación en este año y yo espero que ustedes hayan disfrutado mi actuación aquí en El Salvador, que estaba este público tan bonito y ese estadio tan maravilloso. Ha sido un espectáculo verlo, fue un espectáculo bueno ver a Estado del ‘Mágico’ González”, enfatizó.
Los proyectos futuros tendrán también la guía de Iván Pedroso, el excampeón olímpico cubano en salto de longitud, quien respondió hace años a una carta desde Venezuela y accedió a preparar a aquella joven inmadura en la ciudad española de Guadalajara.
Rojas es ahora invencible, tras protagonizar aquel momento mágico en los Juegos Olímpicos de Tokio en 2021, cuando saltó 15,67 metros, pulverizando por 17 centímetros el récord que pertenecía desde 1995 a la ucraniana Inessa Kravets. Al año siguiente, quebró también esa marca en Belgrado, con 15,74, para conseguir su tercer título consecutivo en un mundial bajo techo.
“Es mi compinche, mi ‘pana’ (amigo), de vida, de amor, de lucha, de trabajo”, recalcó. “Es mi maestro de vida. Yo cada día que puedo le doy las gracias por ver mi talento, fijarse en mí como persona, primero más que como atleta”.
Pedroso obtuvo el oro en el salto de longitud en los Juegos Olímpicos de Sydney y es uno de los mejores exponentes latinoamericanos en la historia del atletismo. Rojas cree que lo puede alcanzar.
“Él ha sido un una leyenda del deporte. Ahora es una leyenda como entrenador y bueno, para mí es una persona muy especial y creo que aún queda mucho trabajo”, mencionó. “Yo tengo una meta que es superarlo, superar al maestro, superarlo. Él lo sabe, él lo sabe, él lo sabe y está temblando como diciendo: ‘yo creo que está muy arriba. Me va a sobrepasar todo lo que he ganado’”.
No es el único que tiembla ante el poder de la fabulosa Yulimar.
Fuente: AP