La fama le tocó a la puerta a Emma Watson casi de golpe. Un día pocos la conocían y después se estrenó Harry Potter. Comenzó la locura. Todos reconocían y aplaudían a la niña delgada de rizos dorados y talento casi innato para las artes… menos ella.
Es que la actriz inglesa ha manifestado que ha sufrido por años del síndrome del impostor, un trastorno que padecen, al menos una vez en su vida, siete de cada díez personas, y que se basa principalmente en no creerse lo suficientemente merecedor de sus logros, o capaz de ser eficiente en situaciones determinadas, como expuso la autora Valerie Young en su libro “Los pensamientos secretos de las mujeres exitosas”.
“Tengo un sentimiento de inconformidad hacia mí y lo peor es que esto aumenta día a día. A veces pienso: 'En algún momento, ¿la gente se va a dar cuenta que soy un fraude total?' No merezco nada de lo que he logrado durante los últimos años” dijo en una oportunidad la también intérprete de Bella en el clásico de Disney “La Bella y la Bestia”, para definir lo que constantemente se repetía.
Pero Watson no es la única, otras personas se suman a la lista como Kate Winslet, e inclusive la ex primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, y el premiado director de cine Martin Scorsese, solo por mencionar a algunos.
11 señales de alarma para identificar al impostor
Expertos como Young, quien dedicó parte de su carrera profesional a estudiar el trastorno, aseguran que es necesario identificar si alguien está sufriendo o ha sufrido del síndrome para poder hacer los ajustes necesarios que disminuyan la ansiedad y evitan el deterioro de la salud mental.
Para ello existen 11 alarmas fundamentales que cada quien puede identificar en sí mismo:
- Repetirse constantemente que todos los logros alcanzados están relacionados con la suerte, o con factores externos, minimizando el esfuerzo y trabajo realizado para el cumplimiento de las metas.
- Sentir que no hay méritos en el éxito: “no lo merezco” piensan constantemente las personas con síndrome del impostor.
- Ansiedad de que el entorno note las supuestas incapacidades que rondan la mente incesantemente y se manifiesta en frases como “soy un fraude”.
- Inseguridad y cuestionamiento permanente de las acciones.
- Agotamiento físico y mental por la autoexigencia.
- Constantes pensamientos negativos sobre sí mismo.
- Esfuerzo exagerado en actividades con importancia moderada.
- Adicción al trabajo e imposibilidad de trazar límites.
- Miedo a la exposición. Generalmente las personas con el trastorno no disfrutan que otros evalúen sus tareas ya que esto les genera altos índices de ansiedad.
- Autosabotaje. El “impostor” ve el fracaso como algo inevitable y comienza a socavar sus logros de manera inconsciente.
- Procrastinación. Las personas que sufren el trastorno pueden optar por posponer tareas, por la simple ansiedad de no hacerlas perfectas, afectando su ámbito laboral y personal.
Causas que originan el síndrome
Existen cuatro posibles causas de este trastorno, como comenta la asesora profesional y autora del libro "Cómo superar el síndrome del impostor", Aida Baida Gil, citada por Lucía Blasco para un artículo de la BBC.
La primera de ellas es dinámicas familiares durante la infancia que cargan de presión a algunas personas desde edades muy tempranas, estereotipos de género que suelen pesar mucho más en las mujeres, diferencias salariales por diferentes motivos, y la percepción de éxito, fracaso y competencia.
Para Evaristo Fernández, profesor de Psicología Diferencial de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED, España), el síndrome está muy ligado al pesimismo defensivo.
“El Pesimismo Defensivo (PD) y el Síndrome del Impostor (SI) tienen dos cosas en común: la existencia de dudas acerca de la propia habilidad, el miedo al fracaso y el mantenimiento de unas bajas expectativas de resultado, todo ello a pesar de una importante historia de éxitos” dijo en un artículo citado por Blasco.
Las consecuencias son evidentes, insisten los expertos, sobre todo en el trabajo: no piden ascensos por temor a no merecerlo, se valoran muy por debajo de sus capacidades, suelen conformarse con condiciones mediocres, sufren de ansiedad anticipatoria, son incapaces de recibir halagos de manera sana.
Superando al impostor
Para Marian Rojas Estapé, psiquiatra y autora de libros como “Cómo hacer que te pasen cosas buenas” o “Encuentra tu persona vitamina”, es importante que se entienda al perfeccionismo como un defecto y no como virtud.
“No conozco vidas sin errores, sin dolor y sin batallas. El perfeccionista es el eterno insatisfecho que nunca está a la altura de lo que quiere” dijo la doctora en uno de sus textos.
Por su parte, Alejandra Marcote, coach, speaker especializada en el aprendizaje de errores y fracasos y autora del libro “Cómo transformar el Síndrome del Impostor en tu aliado”, insiste en que el primer paso para superarlo es reconocerlo.
En una entrevista con la revista Forbes Argentina, la profesional resaltó que el segundo escalón en el camino de la superación, debe ser tener un entorno con quien compartir lo que la persona está sintiendo.
“Una amiga, un compañero, un grupo, alguien con quien tengamos confianza porque a medida que podamos verbalizarlo, sale de esa nube que tenemos en la cabeza y nos agobia, podemos empezar a trabajarlo, explorar los miedos que tenemos, explorar si eso que nos decimos tiene algo de cierto o no en el fondo” detalla.
Marcote insiste también en la necesidad de aceptar los elogios y halagos, y observarse a sí mismo para dejar de compararse. Además de identificar los pensamientos negativos con el fin de racionalizarlos.
Todos los expertos coinciden en que generalmente el síndrome del impostor es un trastorno que puede manejarse sin necesidad de ayuda profesional, sin embargo es importante estar atentos a cuán frecuentemente se repiten las señales de alarma y buscar apoyo en los especialistas cuando se presenten síntomas como depresión, ataques de ansiedad e insomnio.