Algunos estudios científicos muy serios que citaremos a continuación, afirman que una persona puede estar comiendo el equivalente a 50.000 microplásticos al año, tanto como 5 gramos por semana, es decir, el equivalente a una tarjeta de crédito por mes, y no hay tejido humano en el que no se las haya detectado. La Universidad de Newcastle en Australia tiene avances muy significativos sobre la cantidad de microplásticos que “comemos” los humanos.
El químico Leo Baekeland, inventor del primer plástico sintético, la bakelita (1907), afirmó que gracias a su invención, la humanidad había creado “un cuarto reino”, porque ahora las cosas no serían sólo minerales, vegetales o animales, también serían plásticas: duraderas, indeformables, abundantes y baratas; pero, le faltó decir “contaminantes”.
Desde 1950, cuando la tecnología petroquímica transformó el petróleo en plástico, cerca de 8.500 millones de toneladas métricas de ese material han llegado al ambiente y por eso, gran parte, está en el agua, aire, tierra, nieve, animales, plantas, comidas, bebidas, sangre, células y tejidos en forma de microplásticos.
Los microplásticos tienen menos de 5 milímetros, como los nanoplásticos con menos de 100 nanómetros (diezmilésima parte de un milímetro); se producen cuando grandes piezas de plástico se fragmentan por efectos físicos, químicos o biológicos.
91% de todo el plástico termina en basureros o en el mar, otra parte es incinerado y sólo 7% es reciclado, así que cerca de 8 millones de toneladas de plástico entran anualmente a los océanos y ahí se quedan y se va degradando en partículas más pequeñas, microplástico.
Según las investigaciones científicas al respecto, hay por lo menos 81 contaminantes en los microplásticos que llegan a las playas. ¿A dónde llega ese microplástico? A nuestros platos de comida y de allí a nuestros cuerpos:
- Los alimentos más contaminados son los pescados y mariscos y las bebidas, con máximos superiores a las 5.600 partículas por kilo de producto en ambos casos.
- Las frutas y verduras pueden llegar hasta 3.000. Un adulto puede llegar a consumir entre 142 mil o 154 mil partículas de microplásticos al año a través de la dieta.
- Según investigaciones citadas por el portal web Muyinteresante.com, Se han observado partículas de microplásticos en tejidos de lechuga, trigo, cebolleta, ajo, zanahoria y maíz, entre otros productos.
- 90% de la sal de mesa que se consume contiene diminutas porciones de plástico.
- Durante la preparación de un biberón (tetero), que la mayoría está hecho de polipropileno, se liberan hasta 16 millones de micropartículas plásticas por litro de leche.
- La Organización Mundial de la Salud (OMS) evidenció la presencia de micropartículas plásticas en el agua de consumo humano.
En el cerebro, pulmones y hasta en fetos de ratas sometidas a estudios de laboratorio, se confirmó la presencia de microplásticos. Los efectos de sobre la salud humana aún no están bien estudiados, pero a través del sistema digestivo, llegan a la sangre, y se han observado en hígado, riñones e intestino.
El daño de los plásticos sobre las células quedó demostrado (2021) en una investigación que reveló muerte celular, reacciones alérgicas y daño en las paredes celulares. Curiosamente, el consumo de plástico ha aumentado 400% durante la pandemia.