La tradicional corona de San Eduardo que han ostentado los monarcas ingleses por más de 350 años, será modificada para la coronación del rey Carlos III, así lo informó el Palacio de Buckingham.
El traslado se mantuvo en secreto por razones de seguridad, hasta que se completara la operación, y aunque no se ha revelado dónde se realizarán las modificaciones, trascendió a los medios británicos que será intervenida para ampliar su circunferencia, e incorporar nuevas piedras preciosas.
Paradójicamente la prenda tuvo que pasar por el mismo proceso, pero a la inversa, cuando la intervinieron en 1953 para reducir su tamaño por motivo de la coronación de la reina Isabel II.
La pieza de San Eduardo suele formar parte de las Joyas de la Corona expuestas en la Torre de Londres, está compuesta por un armazón de oro macizo engastado con rubíes, amatistas, zafiros, granates, topacios y turmalinas.
Se hizo originalmente para el reinado de Carlos II en 1661, y reemplazó la corona medieval que se fundió en 1649, después de que la Cámara de los Comunes aboliera la monarquía y declarara una mancomunidad durante la Guerra Civil Inglesa.
Carlos III será coronado durante la solemne ceremonia que se celebrará en la Abadía de Westminster de Londres el 6 de mayo, al igual que la Reina Isabel II, en 1953. También llevará la Corona Imperial de Estado durante el servicio.
La ceremonia religiosa será dirigida por Justin Welby, arzobispo de Canterbury, y se anunció que Camila Parker-Bowles, la reina consorte, también será coronada junto a su marido.
El ceremonial de la coronación es conocido por el Palacio de Buckingham como la Operación Orbe Dorado, ya que Carlos y su heredero, el príncipe Guillermo, buscan demostrar que la monarquía sigue siendo relevante en la Gran Bretaña moderna y multicultural.
Según la consultora Ipsos, en mayo, la mitad de las personas de Reino Unido declararon que el Príncipe Carlos III sería un buen rey, mientras que su hijo William obtenía un mayor apoyo, con un 74%.
