Para miles de personas en China, la escasez de gas natural junto a las temperaturas alarmantemente frías, están haciendo que un invierno sea casi insoportable en el país.
“No nos atrevemos a encender la calefacción durante la noche, después de usarla durante cinco o seis horas, el gas se detiene nuevamente”, aseguró uno de los ciudadanos en la provincia de Hebei, al norte de China. “La escasez de gas realmente está afectando nuestras vidas”.
Durante el invierno, cientos de millones de personas contrajeron el virus Covid-19 desde que el líder, Xi Jinping, abandonara la política de ‘’cero Covid’’ en diciembre de 2022.
Esa política mantenía bajas las infecciones pero requería precauciones costosas como pruebas masivas, las cuales agotaron los presupuestos de los gobiernos locales, por lo que muchos pueblos y ciudades carecen ahora del dinero necesario para adecuar a los hogares con el gas tan importante para el correcto funcionamiento de muchas cosas.
Esta crisis ha expuesto las debilidades sistemáticas en las regulaciones e infraestructura energética de China, al tiempo que muestra el alcance de la crisis en el mercado global provocada el año pasado por la guerra Rusia y Ucrania.
Rusia ha sido durante mucho tiempo un importante proveedor de gas natural para China y muchas regiones, particularmente Europa. Cuando el país del Kremlin detuvo las exportaciones a Europa el verano pasado, las naciones tuvieron que pagar mayor costo para almacenar suministros de otros lugares. Desde entonces, los precios de la gasolina en Europa han bajado pero el frío amargo levanta alarmas en China.
Esto porque los gobiernos provinciales y municipales de China, redujeron los subsidios para el consumo de gas natural que solían ayudar a mantener bajas las facturas de calefacción.
En respuesta a esto, Xi Jinping respondió que los gobiernos locales deben proveer calor sin darle dinero a los ciudadanos para que paguen por él. Como resultado, el gas fue efectivamente racionado, por lo que los hogares reciben lo necesario para cocinar pero no alcanza para mantener el espacio caliente con calefacción.
Esta sería la tercera crisis de esta naturaleza en sólo cinco años para el presidente chino. En 2017, prohibió abruptamente las calderas de carbón en las grandes áreas del norte de China. La decisión no se debió a los problemas de contaminación del aire sino que se canceló porque los residentes pronto descubrieron que no había suficiente gas para todas las calderas nuevas.
“Algunas localidades y empresas no han implementado medidas para garantizar el suministro y el precio de la energía para el sustento de las personas”, dijo Lian Weiliang, vicepresidente de la Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma, la principal agencia de planificación económica de China.
En este sentido, el gobierno chino se aseguró de construir más lugares de almacenamiento de gas natural para evitar este tipo de problemas similares en el futuro.