El hombre que vivió aislado por más de tres décadas, en el estado de Rondonia, Brasil, conocido como “indígena Tanaru” o “indígena del hoyo” fue encontrado muerto en su hamaca hace unos días, lo que supone el fin de toda una tribu.
Altair Algayer, un funcionario indigenista que lo cuido los últimos 26 años por encargo del gobierno brasileño, encontró el cuerpo del hombre semi descompuesto en su hamaca cubierto de plumas de guacamayas lo que podría significar que ya se encontraba esperando la muerte.
Se le dio el nombre de “indígena del hoyo” ya que en cada una de sus chozas que construía hacía un profundo agujero. “Todas con el mismo patrón arquitectónico, con una puerta de entrada y salida y siempre con un agujero en el interior de la casa”.
El hecho de que viviera en la soledad absoluta por el último cuarto de siglo lo hizo la persona más solitaria del planeta ya que rechazó cualquier tipo de relación con el resto de la sociedad. Después de su muerte, la Fundación Nacional del Indio (Funai) trasladó sus restos a Brasilia para realizar los análisis forenses correspondientes.
El hombre, cuyo nombre es totalmente desconocido, vivía en 80 kilómetros cuadrados rodeado de fincas ganaderas y era amparado por una ley que impedía que las personas pudieran molestarle. Las autoridades creen que murió de causas naturales, con 60 años y ahora esperan enterrarlo en la tierra donde habitaba.
Un equipo del Funai, lo visitaba cada tres meses para cerciorarse de su estado de salud, le colocaban unas cámaras para poder seguir su día a día. De este modo, pudieron determinar que murió en la choza número 53 de todas las que fue construyendo a lo largo de los años.
Otra de las personas que lo cuidaba, explicó al medio Amazonia real que el indígena esperaba su muerte natural y que no encontraron señales de violencia en su cuerpo.
