Tras dos meses de leve moderación, nuevamente el índice de precios en Alemania -principal potencia de la zona euro- llegó a 7,9% interanual en el mes de agosto.
Pero eso no es todo: los expertos auguran que el escenario empeorará en los próximos meses.
Detalla el informe gubernamental previo, cuando faltan dos días para el cierre de mes, que la inflación aumentó 0,4% en relación a julio, mientras que el índice de precios armonizado, que sirve de referencia para el Banco Central Europeo, aumentó en 8,8%, según el Instituto de Estadística Destatis.
Por su parte, la Oficina Federal de Carteles aseguró que vigila la evolución de los precios en el comercio de alimentos y en las gasolineras, para evitar brotes especulativos.
Según los datos publicados, la inflación en agosto fue impulsada en las últimas semanas por la explosión continua de los precios de la energía en 35,6% anual contra 35,7% en julio.
Los precios de los alimentos también siguen subiendo hasta el 16,6% en agosto, después de situarse en 14,8% en julio pasado.
Analistas consideran que no solo la guerra Rusia-Ucrania, sino también las demoras en las entregas de los productos por parte de los proveedores – coletazos de la pandemia- han colaborado al espiral inflacionario.
El informe provisional sostiene que los precios de los bienes aumentaron 14,7%, es decir, 0,8 puntos más que en julio.
En Alemania el aumento del costo de la vida va más rápido que el incremento de los salarios, lo que redunda negativamente en el poder adquisitivo de los trabajadores.
En el segundo trimestre, de hecho, las pérdidas de salarios reales llegaron al 4,4%.
Esto se ve ya en el consumo privado, que es un pilar de la economía y que se ha ralentizado en los últimos meses. Muchas familias ahorran previendo los próximos aumentos en los gastos de energía.