Por primera vez desde que es presidente de Estados Unidos (EEUU), Joe Biden, visitó este domingo la frontera con México.
“Nuestras comunidades fronterizas representan lo mejor de la generosidad de nuestra nación y les conseguiremos más apoyo mientras ampliamos las vías legales para una inmigración ordenada y limitamos la inmigración ilegal”, sostuvo Biden en la red social Twitter.
Pasó varias horas en El Paso donde se enfocó en hablar con el personal de control fronterizo. Según los medios locales, durante su visita no conversó con ningún inmigrante en el centro de descanso, ni a lo largo de las rutas de la caravana durante toda la tarde, ya que no había ninguno debido a que la comitiva presidencial se encargó de retirarlos del lugar y refugiarlos en las iglesias.
Dylan Corbett, que dirige el Instituto Hope Border (Esperanza Fronteriza), una organización sin fines de lucro, dijo que El Paso está viviendo un aumento del “ambiente de miedo”.
Agregó que las agencias encargadas de hacer valer las leyes de inmigración han incrementaron las deportaciones a México, y que él percibe un aumento en los niveles de tensión y confusión.
Al llegar, la caravana del presidente de EEUU condujo por una carretera paralela al Río Grande y la frontera. En una parada rápida, Biden se paró durante varios minutos a lo largo de la cerca de hierro que separa a EEUU y México, mientras hablaba con los agentes vestidos con uniformes verdes.
Luego, el grupo caminó por la vía de grava que linda con la cerca. Respondió a algunas preguntas de los periodistas, y dijo que el gobierno proporcionará todos los recursos necesarios en la frontera.
Posteriormente visitó un centro de procesamiento de inmigrantes, donde aparentemente no se reunió con ninguno de ellos, pero habló sobre el trabajo que se está realizando allí, con varios trabajadores diferentes de esa instalación.
Biden estrechó la mano de cada persona y conversó en voz baja, pero los reporteros no pudieron escuchar el intercambio de información, según refieren los medios.
Luego observó kits que contienen calcetines, pasta de dientes y jabón que se entregan a los inmigrantes. Preguntó si podía hacer algo para ayudar a las organizaciones, qué buscarían y la respuesta parece ser el financiamiento.
El viaje del ejecutivo norteamericano se da en medio de denuncias de gobernadores de Estados dirigidos por republicanos, quienes alegan estar totalmente abandonados por el Gobierno federal ante la crisis migratoria.
El Paso ha estado en el centro del debate sobre inmigración desde la administración Trump, que puso a prueba la controvertida política de separación familiar en la región.
Retos en la frontera
Si bien Biden ha condenado las políticas de inmigración de la era de Trump, su propia administración ha luchado para lograr un equilibrio en el proceso.
En los últimos meses, el sector de El Paso ha superado al sector del Valle del Río Grande en arrestos de migrantes. Históricamente, el Valle del Río Grande ha sido uno de los sectores más concurridos para los cruces fronterizos. El sector de El Paso patrulla 430 kilómetros de frontera internacional.
Antes de la visita fronteriza de Biden, anunció planes para expandir la política e incluir a haitianos, nicaragüenses y cubanos mientras permanezca vigente. Hasta ahora, el Título 42 se ha aplicado en gran medida a los migrantes de México, Guatemala, El Salvador, Honduras y Venezuela.
Los anuncios que hizo Biden reflejan el esfuerzo de la administración para prepararse para el fin del Título 42, junto con la implementación de programas para gestionar la oleada de inmigrantes que ha coincidido con el fin anticipado de la regla.
La administración ahora aceptará hasta 30 mil personas por mes de Nicaragua, Cuba, Haití y Venezuela, bajo un programa de libertad condicional humanitaria dirigido a esas nacionalidades. Aquellos que vayan a EEUU bajo ese programa pueden ser expulsados a México.
Este lunes Biden se reunirá en Ciudad de México con el presidente del país, Andrés Manuel López Obrador, y el martes se unirá a la conversación el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, durante la X Cumbre de Líderes de América del Norte, a celebrarse en la capital de México.
Se espera que aborden el tema del cambio climático y el de la crisis económica.
