El primer ministro de Reino Unido, Boris Johnson, sobrevivió a la moción de confianza de miembros de su propio partido, puesto en marcha este lunes por las críticas del Partygate, es decir las fiestas ilegales en Downing Street en plena cuarentena por Covid-19.
Con 211 votos a favor y 148 en contra, de 349 en total, Johnson continuará siendo el líder político del reino pese a la fiesta ilegal que violó las normas sanitarias del confinamiento hace más de un año.
Sin embargo y a pesar de haber salido ileso, con este resultado Jhonson quedó lejos de las cifras de las elecciones generales de hace tres años. Ahora el primer ministro tiene en contra a más de la mitad del Partido Conservador, quienes prefieren su renuncia.
Según los estatutos del Partido Conservador, los miembros no podrán volver a convocar una votación de estas características contra él sino hasta el próximo año.
Dos horas antes de la votación, Johnson hizo un último intento por desalentar a los rebeldes en una reunión privada con los diputados «tories» en la que resaltó que bajo su liderazgo lograron la mayor victoria electoral en varias décadas hace apenas dos años y medio.
Tras el anuncio se han pronunciado diputados procedentes de todas las facciones del Partido Conservador. Desde los más fervientes partidarios del Brexit hasta el ala más moderada, e incluso le han dado la espalda algunos de los parlamentarios que lograron su escaño por primera vez gracias a su empuje electoral de 2019.
Johnson necesitaba al menos 180 votos para continuar liderando el partido y el gobierno. Si hubiera perdido la moción, se habría iniciado un proceso para celebrar unas primarias conservadoras en las que se habría elegido a su sucesor.
Su victoria lo mantiene en el cargo como primer ministro de la segunda economía más grande de Europa, pero su posición "queda seriamente dañada", analizan los expertos de la BBC.
Sin embargo, la prensa internacional señala que la historia de otros conservadores inició igualmente y terminaron fuera del cargo. Tal es el caso de Margaret Thatcher o John Major quienes afrontaron rebeliones internas del partido en su momento. Para todos ellos, la votación fue el principio del fin.
Las críticas contra Johnson por el escándalo de las fiestas se pusieron en evidencia el viernes, en el marco de las celebraciones del Jubileo de la Reina Isabel II, cuando el primer ministro fue recibido con fuertes abucheos y vítores al llegar a un servicio de acción de gracias para la monarca británica en la Catedral de San Pablo en Londres.
